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¿Debe Chile implementar el voto electrónico?

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Por Pablo Izquierdo, Gerente General de Acepta/ I-Med

Recientemente el director del Servicio Electoral (Servel), Juan Ignacio García, declaró que es fundamental avanzar en un sistema de voto electrónico en Chile, dadas las complicaciones que implica el actual procedimiento que se realiza con las tradicionales papeletas.

En el proceso de votación es necesario separar el tema de los libros de registro  de la votación y recuento propiamente tal. El primero es muy importante para evitar la suplantación de personas que, al ser la inscripción automática, es especialmente sensible, ya que pueden aparecer “los muertos votando”. Además, el costo de confección y distribución de los libros es bastante alto, requiriéndose varios meses de preparación.

Un primera sugerencia es que los libros sean electrónicos. El sistema permitiría a las personas concurrir al local de votación, donde múltiples mesas equipadas con computador y lector biométrico, reemplazarían a las actuales. Las personas se registrarán en cualquier computador, presentarían su cédula de identidad y se verificaría su huella dactilar contra la que tiene registrada el Servicio de Registro Civil. Una vez verificada la identidad, se entregan los votos físicos con los cuales se puede continuar con el procedimiento actual. Entregado el voto, se procede a bloquear a la persona para evitar duplicidades.

Respecto de la votación electrónica, hay experiencias en el mundo donde se emplean equipamientos especiales que son de alto costo y que es necesario compartir por varios países. Estas máquinas de votación tienen tabletas especiales con el voto, donde la persona marca su preferencia directamente en la pantalla. El voto queda almacenado directamente en cada máquina y enviado al computador central sólo cuando se cierra la mesa. Esto es necesario para garantizar el voto secreto. Como medio de respaldo, estas máquinas de votación imprimen un pequeño ticket con el voto, el cual es doblado por votante para depositarlo en la urna. Estos votos físicos sirven como respaldo ante casos de daños de las máquinas.

Con la votación electrónica, el resultado está disponible inmediatamente una vez cerradas las mesas en forma centralizada.

En mi opinión, es conveniente implantar la solución en dos etapas, primero los libros electrónicos y luego la votación misma.

Con los libros electrónicos, la cantidad de gente requerida en el proceso disminuye en 80% y no es necesario constituir las mesas individualmente. Con ello se puede empezar a votar desde muy temprano y atender muy rápidamente a todas las personas que pudieran estar esperando al cierre del horario de votación. Con ello, los resultados estarían mucho antes.

Tanto en América Latina  como en el resto del mundo, el voto electrónico continúa abriéndose camino. Actualmente, países como Estados Unidos, Venezuela y Australia ya han optado por este mecanismo de votación, mientras que en Argentina y Perú existen planes pilotos.

En Chile ya están todas las condiciones tecnológicas dadas para implementar este sistema. Hace diez años que el bono electrónico usa biometría masivamente con éxito.

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