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Análisis: El «Caso Anchile» demuestra la necesidad de un cambio al modelo forestal

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Por Luis Astorga Sch., Director Honorario Agrupación de Ingenieros Forestales por El Bosque Nativo y Representante en FSC

Recientemente ha sido distribuido “el Informe Final de la Auditoría ejecutada por Rainforest Alliance a la empresa forestal Anchile Ltda. en el que se evidencia incumplimientos mayores considerados como “Falla Fundamental” con el estándar FSC, y por ello se ha tomado la decisión de suspender el Certificado de Manejo Forestal” que tenía esta empresa desde 2008.

Este escueto comunicado de Rainforest Alliance es la consecuencia de una denuncia hecha por la Agrupación de Ingenieros Forestales por el Bosque Nativo AIFBN en su Informe de Resultados: Monitoreo Forestal Independiente a patrimonio de Forestal Anchile Ltda. en la Región de Los Ríos y Los Lagos de julio, 2012 como parte del componente Monitoreo Forestal del proyecto “Bosque y su Gente” (1) apoyado por la Unión Europea. Este informe sirvió también de base a la denuncia que hiciera en agosto un grupo de Diputados de la Comisión de Agricultura, Silvicultura y Desarrollo Rural – Alfonso de Urresti, Denise Pascal Allende, Fidel Espinoza y Enrique Accorsi.

La “Falla Fundamental” que menciona el informe de Rainforest Alliance se debe a intervenciones destructivas sistemáticas a franjas protectoras de cursos de agua y cabeceras o nacientes de agua, además de otras actividades negativas en la construcción de caminos e infraestructura en un predio denominado “Las Rosas. Lo curioso y significativo de la situación es que estas intervenciones destructivas no fueron realizadas por la misma empresa Anchile, sino que por Arauco a quién Anchile le había vendido dichas plantaciones en un total de 5.144 hectáreas. Pero el hecho que Anchile no pusiera atajo a esas malas prácticas dentro de su patrimonio fue causal, por complicidad y falta de control en su territorio, de la pérdida del sello FSC.

Estas malas prácticas no son recientes. Fueron detectadas por la AIFBN ya en 2010 y habían sido denunciadas a FSC-Chile y a CONAF, pero esta institución, que debería haber paralizado estas explotaciones, concluyó – por escrito – que no había habido ninguna acción ilegal. Más tarde, cuando la AIFBN publicó su informe y los Diputados lo denunciaron a la opinión pública, CONAF debió rectificar sus desaciertos y denunciar a los Tribunales de Justicia las acciones ilegales en los territorios de Anchile.

Inicialmente en 2010 cuando se hicieron las primeras denuncias, Anchile envió una prepotente y amenazadora carta a la AIFBN – firmada por su Gerente el Sr. Takahiro Zembayashi – diciendo que la empresa cumplía con la ley e iniciarían acciones legales en contra de la AIFBN si no rectificábamos nuestras denuncias. No se respondió en esa oportunidad, sino que se perfeccionó el informe, incluyendo fotos, que demostraban claramente las intervenciones destructivas en los terrenos de Anchile y se hizo público con la denuncia de los Diputados mencionados anteriormente.

La pérdida del sello FSC es un duro golpe, tanto para la empresa Anchile, que no podrá vender sus productos forestales con dicho sello, (madera en pié, en rollizos y astillas de madera), como para sus propietarias, las empresas japonesas Daio Paper e Itochu Corporation, lo que, indudablemente, limitará el acceso de sus productos a diversos mercados de Europa y Norteamérica, que exigen el sello FSC.

Las repercusiones de esta situación van mucho más allá de los problemas que pueda tener Anchile y sus propietarios en sus mercados y los esfuerzos que pueda hacer para volver a obtener el sello FSC, sino que – en lo nacional – afecta a la empresa Arauco, que está intentando certificar FSC, y a la CONAF en su acción complaciente que no sancionó irregularidades.

En lo internacional valida y confirma la importancia del Sistema FSC como herramienta de mercado orientada al Manejo Forestal Responsable de Bosques y Plantaciones. Pero también pone en evidencia la necesidad que el FSC revise sus prácticas y procedimientos de certificación y participación de la sociedad civil en los procesos.

En lo nacional:

– La empresa Forestal Arauco S.A., con sus empresas filiales Forestal Celco S.A. (incluye Forestal Cholguán), Bosques Arauco S.A. y Forestal Valdivia S.A., está realizando esfuerzos para obtener el sello FSC de Manejo Forestal Responsable. En una reunión solicitada por la plana mayor de Arauco a la AIFBN se informó que la empresa está realizando importantes acciones de cambio en sus operaciones para considerar los aspectos ambientales y sociales necesarios para certificar FSC. La posición de la AIFBN en aquella oportunidad fue “ver para creer” señalando que teníamos evidencia de malas prácticas en una de sus unidades en la Región de Los Ríos. Esta situación ocurrida con Anchile este año, nos demuestra que el discurso de la directiva no es consecuente con lo que ocurre en terreno. Si una empresa como Anchile pierde su sello FSC por malas prácticas de Arauco en sus territorios, no sólo indica la falta de compromiso de Anchile con los Principios y Criterios del FSC, sino que Arauco demuestra así mismo, que su discurso a nivel gerencial y lo que dice su página web, es vacío ya que los “porfiados hechos” en terreno demuestran una escaso compromiso para cumplir con los Principios y Criterios del FSC y por lo tanto no merece tener dicha certificación.

– CONAF, por su parte, debería iniciar una investigación interna – un sumario – para aclarar porqué en su informe inicial no detectó las irregularidades de Anchile, pero luego, cuando la AIFBN publicó su informe encontró los incumplimientos a las leyes forestales. Además debería revisar y unificar sus procedimientos de control de los Planes de Manejo para evitar que estos sean utilizados como pretexto para hacer negocios, depredado los recursos naturales, especialmente el Bosque Nativo.

En lo internacional las lecciones van esencialmente al FSC, que debe mejorar sus procedimientos. Reconocemos la importancia del FSC y su rol como instrumento para mejorar el Manejo Forestal a través de un mercado cada vez más exigente en requisitos ambientales, sociales y económicos que deben cumplir las empresas forestales. No existe otro instrumento similar porque el CERTFOR –reconocido por el PEFC (Programa de Reconocimiento de Sistemas de Certificación Forestal), no ha sido capaz de influir en el cambio de prácticas de manejo forestal de empresas forestales chilenas que han generado importantes impactos ambientales y sociales negativos.

Reconociendo esta importancia del FSC, la AIFBN – una de las organizaciones miembro más antiguas – ya que su participación se inicia en 1995, cuando el FSC estaba en sus comienzos, tiene varios reparos – y propuestas – a los procedimientos actuales del FSC que pueden mejorar claramente su accionar:

– La AIFBN ha informado en repetidas ocasiones al FSC, especialmente durante el período que participó en el Comité de Plantaciones y en el Directorio Internacional, que algunas certificadoras realizaban “Certificaciones Light”, lo que estaba afectando la credibilidad del sistema en Chile. Para la AIFBN el hecho que la Certificadora sea pagada por la empresa auditada, implica una relación perversa porque, el cliente es juez y parte, lo que afecta la “imparcialidad” que debe tener el proceso de certificación. Este es un procedimiento que es necesario cambiar si FSC quiere mejorar su credibilidad. La propuesta de la AIFBN, que será presentada como moción en la próxima Asamblea General, considera la creación de un fondo de certificación financiado por las empresas, pero que la decisión de quien realiza las auditorías, no sea la misma empresa que va a ser auditada.

– No es posible que el organismo controlador de las Certificadoras – ASI – se encuentre en Alemania y centralice desde allí sus operaciones. De ello nace su inoperancia que se hace más evidente en la medida que la Certificación FSC ha ido creciendo en el mundo. La AIFBN o sus miembros han hecho reclamos que ASI se ha demorado en exceso en responder. La propuesta de la AIFBN ha sido – en numerosas oportunidades – que las Oficinas Nacionales del FSC, tengan – entre otras – la función de controlar la calidad del trabajo de las certificadoras. Lamentablemente el tema ha sido rechazado las numerosas veces que planteamos el tema en el FSC. Creemos que la descentralización del FSC y de ASI – que tiene financiamiento para hacerlo – es un asunto de primera prioridad.

– La participación de la sociedad civil (partes interesadas, tanto personas como organizaciones) es fundamental en cada uno de los procesos de certificación, recertificación y control anual. Sin embargo, esta participación es limitada porque requiere recursos y tiempo de las partes interesadas para participar en ella. Si en el caso de Anchile no hubiera existido el informe de la AIFBN sobre los errores en el manejo forestal de esta empresa, posiblemente, la revisión anual por parte de Rainforest Alliance hubiera “pasado piola”, lo que ocurrió en la revisión del año anterior cuando ya se estaban produciendo estos desaciertos en el manejo forestal de Anchile. Pero, la AIFBN pudo realizar este trabajo de monitoreo, con el detalle necesario, porque tuvo el financiamiento a pesar del elevado costo que significa. Los reclamos individuales y de personas afectadas en contra de una empresa certificada o en proceso de hacerlo, generalmente no son suficientes. Las certificadoras normalmente envían por correo electrónico formularios de consulta que muchas veces son complicados y con plazos cortos. Además, como ocurrió este año, se juntaron en tres meses, varios procesos de consulta de cinco empresas, tres de las cuales son las más grandes de Chile (Mininco, Arauco y Masisa), lo que ha limitado seriamente la participación de “partes interesadas”. FSC debe revisar en terreno estos aspectos para mejorar claramente la participación de la Sociedad Civil. De otra manera se corre el riesgo de continuar con casos de “certificación light”.

El caso de Anchile y Arauco, demuestra, una vez más, la necesidad de un cambio en el Modelo Forestal chileno como lo ha denunciado y, a la vez, propuesto por la AIFBN. La Certificación FSC puede ser un instrumento importante para que las empresas cambien sus prácticas ambientales y sociales, pero el cambio de modelo implica una decisión política, que se hace cada día más urgente.

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