Por Claudio Mansilla Alt, Seremi de Gobierno
Definitivamente hay grupos que lo único que los motiva es la violencia, la intolerancia y la destrucción. Ante los últimos hechos acontecidos en nuestro país y nuestra región, no podemos llegar a otra conclusión que no sea la anteriormente señalada.
¿Qué los motiva? ¿Quién está incentivando este tipo de delincuencia? Son interrogantes que sin duda hoy se plantea la sociedad chilena.
Son acciones, son actitudes que evidentemente no reflejan el sentir ciudadano, que puede discrepar en más de alguna ocasión con una política de gobierno, pero por sobretodo espera y exige respeto y tolerancia a quienes expresan su opinión respecto a un tema.
Este tipo de actos definitivamente no tienen cabida en la idiosincracia criolla y no podemos permitir que sigan cobrando vidas y destruyendo lo que tanto nos ha costado construir. La condena debe ser absoluta e intransable hacia aquellos desadaptados sociales que amparados en la violencia y el anonimato buscan amedrentar creyendo expresar sus ideas. Nadie se puede alegrar ni sentir indiferente cuando se ha cercenado una vida que sólo buscaba proteger al prójimo.
Hoy, Chile y sus ciudadanos quieren otra cosa, y estoy seguro que la sociedad espera un lineamiento común y transversal de todos los actores políticos en torno a condenar y exigir protección y seguridad para la población en este tipo de hechos.
