Por Hernán Villar Cárdenas-Presidente Comunal Valdivia,Partido Radical de Chile
Aun cuando no tuve el honor de conocerlo personalmente, puedo decir que conocí a don Enrique Silva Cimma por su gran recorrido político, por su valor de dirigir un partido en los momentos más duros de nuestro país, por su lúcida visión de la vida, por su consecuencia como un hombre que se reconocía y vivía como un humanista laico; por su serenidad y firmeza para enfrentar el duro e ingrato mundo de la política.
Tengo el orgullo de poder llamarlo Correligionario y de poder decir “milito en el mismo partido que ese gran hombre”. Tengo el dolor de la partida inesperada, de no poder estar ahí para rendirle personalmente mis respetos. Pero por sobre todo tengo la responsabilidad de continuar con el legado político de ese hombre íntegro que supo enseñarnos a los radicales con su ejemplo y su sabiduría.
No nos puede sorprender que este hombre de hablar tranquilo, que fuera senador designado, presentara al mes de asumido el cargo un proyecto de ley para suprimir el cargo; que clamara hasta el final por una nueva constitución y por una sociedad laica que entendía como “el derecho a la existencia de todas las ideas”; que no cejara en la defensa de la educación pública y en la búsqueda de una sociedad libre, igualitaria y fraterna.
Vuelvo recordar que en su larga y florida vida se desempeñó como académico, Contralor General de la República, Presidente del Tribunal Constitucional, Canciller y Senador; que ocupó todos los cargos en nuestro querido Partido y que se va con el cariño y respeto de los radicales de Chile, con el convencimiento que trascenderá por sus ideales y consecuencia en cada uno de nosotros.
