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Política y Democracia: El Arte de Gobernar

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por Belarmino Monsalve Peña

Por estos días y lo que resta del año la actividad política se irá acrecentando en nuestra ciudad. Muchas veces escuchamos hablar cosas negativas de esta actividad y a menudo se escuchan epítetos como: “son  unos ladrones”, “pura corrupción”, “son sucios”, etc. En la mayoría de las páginas sociales, como Facebook, los jóvenes ponen en sus muros que todos son “chantas”, “estúpidos” e “iletrados” y otras cosas que no viene al caso mencionar.

Nosotros los humanos somos seres gregarios, que vivimos unidos en barrios, pueblos, ciudades, estados, y es aquí donde irrumpe la política. Necesitamos colegios para enviar a nuestros hijos, hospitales para los enfermos, calles y locomoción para poder trasladarnos, seguridad y otras que son necesarias para nuestro diario vivir.

Esto a su vez trae como consecuencia que debemos elegir a las personas idóneas para dirigir y organizar el funcionamiento público y qué mejor que elegirlos a través de un ejercicio democrático.

Lamentablemente, somos nosotros mismos quienes no elegimos bien nuestras autoridades, y luego discutimos y renegamos de la política y la democracia. Un ejemplo de esto es la baja popularidad que ha presentado nuestro actual presidente.

Confucio, reconocido pensador chino, enseñaba a los jóvenes el arte de gobernar. La esencia de sus enseñanzas se condensa en la buena conducta en la vida. En conversaciones con sus jóvenes discípulos éstos le preguntaban en qué consiste hacer un buen gobierno y él respondía: “la persona que ostenta un cargo debe hacer bien su trabajo y no estar pendiente de otro superior”.

Frente a esta frase saltan varias interrogantes, como por ejemplo: ¿Estará preocupado un alcalde de la educación,  si está pensando en ser reelecto? El diputado que quiere ser senador, o el gobernador que ya está en campaña para ser diputado, ¿estarán haciendo bien su trabajo? ¿Dónde estaban los que gobernaban y los 120 diputados que debían fiscalizar cuando las multitiendas, todas a través de sus tarjetas de crédito, reventaron a los más pobres de este país y la desigualdad creció aún más? Acaso hacer “regalitos” para una rifa o a un club deportivo los convierte en buenos políticos?

Los jóvenes en este país no participan en política, porque la elite no les permite acceder a cargos de relevancia, siempre son segundones o terminan siendo sirvientes de los altos mandos de la Alianza o la Concertación, quienes representan las dos grandes mayorías en nuestro país, y son estos quienes se reparten los cupos, no dejando más alternativa que votar por ellos.

Para poder reparar, en cierto modo, este problema, se dictó una ley para inscribir a los jóvenes en forma automática y que su voto sea voluntario, resultando de esto un aumento en el padrón electoral  de 5 millones de nuevos electores. Pero la cruda realidad nos indica que tendremos muy pocas probabilidades de elegir a personas/candidatos que se encuentren fuera de estas dos alternativas.

Un médico de la región  (Marcos Saldías), hace unos días planteaba que existen “honorables” que han estado todos los periodos desde el retorno a democracia, y recordaba que Andrés  Zaldívar ya ocupaba un escaño en el congreso por allá por 1960  y en nuestros días aún es senador. La Concertación, en las primarias, perdió la posibilidad de haber puesto gente joven  haciendo caso omiso a las movilizaciones estudiantiles, ni a las movilizaciones ocurridas en la región de Aysén donde hay nuevos rostros. Consecuencia: hoy la Concertación se encuentra en un paupérrimo escenario y con una nula adhesión por parte de la ciudadanía.

Mi sueño es que los jóvenes cambien esto con su voto. Las encuestas dicen que “hoy” es la hora del cambio en Chile, es ahora donde deben aparecer los Aguilera , los Horning , las Yung, los Velásquez, las Gallegos, los del Río y tantos otros que necesitamos para cambiar este sistema…¡porque Chile merece otro Chile!

 

 

 

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