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Resolución judicial de Reivindicación de tierras abre camino para solución pacifica de conflictos

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Mario Osses, autor de la Ley de Indígenas 17.729 y autor del proyecto de Ley de Indígenas Latinoamericano presentado ante la OEA.

Nadie ignora en Chile yen muchos otros países de América Latina, con honradas excepciones como el caso de Bolivia, que nuestros Pueblos Originarios han sido víctimas ya tradicionalmente de atropellos, abusos, injusticias y discriminación. Y que, si bien en los últimos años se ha evidenciado una creciente preocupación a favor de nuestros Pueblos Originarios y sus culturas, no es menos cierto que al interior de nuestras Naciones, perdura todavía un incomprensible y reprochable desconocimiento respecto de estas materias. Debiendo recordarse que las tradiciones culturales de nuestros Pueblos Originarios y particularmente del Pueblo Mapuche, constituyen un valiosísimo aporte para nuestro propio proceso civilizatorio. Muy particularmente, en lo que concierne al respeto y al amor por nuestra tierra que en el momento presente incorpora una importante disciplina científico-social como es la Ecología.

En esta perspectiva, yen cuanto constituye de hecho una verdadera excepción que respeta los legítimos derechos de este vasto sector de chilenos, la reciente Resolución Judicial por cuya virtud los Juicios Reivindicatorios entre las Comunidades y en que una otra parte sea el Fisco, se deben ventilar ante el Juzgado de Letras más cercano a sus domicilios; y que se aplica el Procedimiento Especial que contempla la Ley de Indígenas Nº 19.253, merece el mayor encomio. No tan sólo porque reconoce los legítimos derechos invocados por una Comunidad Indígena, sino además, por otra circunstancia que tenemos la obligación de destacar. Precisamente, porque de esta manera se posibilita de hecho evitar que frente a situaciones jurídicas en conflicto, se tenga que recurrir a la violencia. Y muy especialmente, porque como ya nadie debe ignorar, la parte más débil suele resultar a la postre mucho más lesionada. Máxime en la medida que con sorprendente cazurrería, los propios representantes del Estado recurren a arbitrios dilatorios o que distorsionan la propia letra y el espíritu de la Ley.

Debiendo enfatizarse quelas actuales Autoridades que tienen a su cargo la política de Gobierno que debiera solucionar efectivamente esta clase de problemas, se ha demostrado hasta la fecha absolutamente inepta. Siendo incapaz de elaborar un Plan de Gobierno suficientemente fundado para resolver este importante desafío que no sólo concierne a las Comunidades Indígenas sino al resto de los chilenos en general, en la medida que todos juntos constituimos una sola Nación. Como debe saberse, el problema de las minorías es también el problema de las mayorías. Y, muy particularmente, cuando se trata de un “Estado Unitario” como el nuestro. Siendo profundamente lamentable que en vez de concentrarse en el estudio de Soluciones globales, pierdan generalmente su tiempo en la mera casuística, pegando parches, pero sin solucionar integralmente los graves problemas que cotidianamente se deben enfrentar. Ignorando además -y este es un hecho verdaderamente inconcebible- que hace ya largos años ya petición que me formulara el propio Gobierno de la época, yo elaboré un Proyecto que abarcaba todos los aspectos cruciales de esta compleja problemática. Que notan sólo exige tener conocimientos acerca de la legalidad vigente, sino también respecto del ámbito de la antropología cultural, de la sociología y de los Principios afines con la Ecología respecto de los cuales el Pueblo Mapuche posee una superior formación. Como asimismo la imperiosa necesidad de que se proceda a un cambio radical en la institucionalidad vigente: la cuestión indígena no puede continuar dependiendo de un Ministerio que carece del rango adecuado para patrocinar y obtener del Gobierno y del Parlamento, la dictación de medidas que efectivamente solucionen de raíz los graves problemas que aquejan a nuestros Pueblos Originarios.

Al concluir, es necesario una vez más, enfatizar la extraordinaria importancia que reviste la Resolución Judicial aludida. Como asimismo destacar y felicitar por todo lo que vale la decisión y el empeño con que la Comunidad “Augusto Cheuquepán” y su Abogada doña Hilda Cerda han enfrentado este juicio. Porque precisamente gracias a ello, están abriendo un Nuevo Camino para la efectiva Solución Pacífica de un grave conflicto de tierras, evitando recurrir a la violencia que provoca a veces efectos tan o más desastrosos quelas injusticias en contra de las cuales se lucha. Razón por la cual creo necesario y conveniente que cada una de las personas -y todos somos chilenos- que tengan conocimiento de este significativo triunfo ante la Justicia, no tan sólo lo difundan a los demás hermanos, sino también lo tengan en principal consideración cuando se trate de defender un legítimo derecho indígena. Y en que la prensa regional y nacional puede desempeñar un papel gravitante.

Al saludarlos muy fraternalmente, quiero una vez más congratularme con este valioso ejemplo que ustedes están dando no tan sólo dentro de la Región de los Ríos sino para todo el territorio nacional.

 

 

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