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Felíz año nuevo (Relato del Kike, un niño de 7 años en los años 70)

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Jaime Bórquez Zuñiga

¡Se nos va otro año Kike!, me dijo Cepillin en un tono tan lastimero, como si estuviera a punto de perder uno de sus juguetes más queridos y se puso a mirar al cielo como buscando algún pájaro volador o esperando aun al Viejito Pascuero con la bicicleta que le había pedido… ¡y el viejito más apretado! en vez de la “cleta” le trajo un par de zapatillas y una polera a rayas. Ante semejantes pensamientos, a los siete años uno no sabe que pensar y menos qué decir, así que hice causa común con mi amigo, me puse a mirar el cielo, moví la cabeza de arriba pa’ abajo, apreté mis labios y le dije: sí po’ Cepillin, lamentablemente se nos va otro año…y estamos un año más viejos.

La espera del año nuevo es bien divertida en el barrio: se juntan dos, tres o más familias, se compran un corderito; una familia lleva las ensaladas, la otra pone las cosas dulces y presta la casa; la tercera, que es la más esperada, compra las bebidas y los licores para los adultos. Éste año la fiesta toca en la casa de los González o se da en la casa de Cepillin.

En la tarde ya estaba armada la cosa, los hombres adultos ya habían matado el cordero, que colgaba a patas abiertas desde la bodega, se habían comido el ñachi y la butifarra y nosotros habíamos comido una cazuela del espinazo del cordero con luche… cosa más rica que esto no hay, y eso que he comido de todas las cazuelas que se comen. Como Cepillin es malo “pal diente”, me regaló la carne que le tocó y después la Juanita, su hermana, estaba haciendo lo mismo y yo le dije que no, porque ni tonto después con el asado al palo ya no me quedaría estomago para comer y si uno no aprovecha de comer cordero al palo en el año nuevo, tiene que esperar el cordero al palo hasta el otro año nuevo.

Como a las seis de la tarde nos dejamos caer con mi mamá a la casa de los González, como éste años habíamos sido los favorecidos, íbamos cargaditos con bebidas, botellas de vino, licores y dos champañas, las Maltas y las Pilsen las habían comprado los vecinos para tomar mientras hacían el asado.

A las siete los hombres y nosotros con Cepillin, empezamos a hacer el fuego, ensartar la carne y hacer el “chimichurri”, que es como un jugo con vino blanco, ajo, perejil, cilantro y ají que hacen para ponerle al asado mientras lo van haciendo y así no se seca, no se quema, se dora y queda crujiente… Mientras tanto las mujeres dentro de las cuales estaban mi mamá, ya estaban haciendo ensaladas, limpiando y lavando las papas nuevas que se cuecen con cuero y se comen igual; haciendo la “borgoña”, que es una mezcla de frutillas con vino tinto y el “clery”, que es una mezcla de frutillas con vino blanco.

Un rato en que arrancamos por el humo del “Panchito” en donde se hace el asado, nos fuimos a meter a la cocina, en donde la mamá de Cepillin, sus hermanas, sus tías, su abuelita, la vecina Mejías, la Paty y la Cecilia, sus hijas y mi mamá, estaban puro trabajo y meta risa y tallas. Le pidieron a la Juanita que ponga a remojar unas lentejas, a la Margarita a lavar uvas y a la Anita a lavar unas copas…La Ana que es tía de Cepillin, le preguntó a las vecinas cuál era el color de sus calzones, todas se miraron y se largaron a reír, la Paty Mejías que no le salía ni la voz de tanta risa, le dijo que eran blancos y la Ana le dijo que no le servía y que ella le iba a regalar uno de color amarillo para que en el nuevo año, tenga riqueza en todo…yo pensaba para mis adentros que ojalá a la Ana no se le ocurra preguntarnos de qué color eran mis “calzonsillos”, sino, la tremenda vergüenza que me iba a dar, porque me puse el primero que encontré; Estaba absorto en ese pensamiento cuando nos “cacharon”, ¿y a ustedes quien los invitó? dijo la mamá de Cepillin y todas se rieron, ¡el que quiera estar aquí tiene que trabajar!, siguió la vecina Mejías, así que no hubo más remedio que ponerse “manos a la obra” y lavar todas las papas nuevas.

Como a las 10 de la noche llegó Carlos, el pololo de la Margarita o sea, el cuñado de Cepillin. Nosotros lo molestamos más porque llegó justo a la horita en que sacaron el asado; el vecino Mejías le dijo que tenía buen olfato, el tío Juan le dijo que era súper puntual y el papá de Cepillin sólo le levanto una ceja, porque a los yernos parece que nadie los quiere, jajajaja pobre Carlitos.

Como es re buena onda con nosotros, le preguntamos de qué color era su calzonsillo. Nos quedó mirando como pensando, con un lado de su cara para abajo y nos preguntó que si habíamos tomado algún “traguito”. Con los dedos cruzados le dijimos que no, porque en honor a la verdad, habíamos probado un poquito, pero bien poquito de borgoña. Nos dijo a qué venía esa pregunta y le contamos lo de los calzones amarillos. Ahhhhhhhhhhhhhh, exclamó como riéndose, más bien riéndose harto y con cara toda tierna nos contó que para el año nuevo las persona realizan unas cosas que se llaman cábalas, que es como hacer algo para que el próximo año le vaya mejor y que una era ponerse ropa interior de color amarillo y que además hay otras como:

Tirar un vaso de agua desde la casa hacia la calle y que el agua simboliza expulsar de tu vida las lágrimas, las penas y lo negativo.

El primer abrazo del año debe ser con una persona del sexo opuesto para tener éxito con los romances.

Justo a las doce de la noche hay que comer una uva con cada campanada. Al tiempo que se come cada una de estas frutas, se piensa en un deseo.

También se escribe lo negativo y triste en un papel para quemarlo a las 12 de la noche, así no se repetirá en el año que empieza.

Se debe comer una cucharadita de lentejas a las 12, meter las manos en azúcar y lavarse con champaña para lograr la prosperidad económica.

Quienes quieran atraer a sus vidas el amor y la pasión, deben usar lencería o un listón rojo debajo de la ropa. El uso de ropa interior amarilla es para la felicidad y la riqueza, pero debe ser una prenda regalada.

La mesa decorada consiste en poner el mejor mantel, vajilla y copas, pues llama a la prosperidad. Colocar algo dorado en la mesa es para que no falte el dinero.

También se debe barrer la casa con fuerza hacia la calle y recibir el año con todas las luces de la casa encendidas para expulsar las energías negativas.

Si se quiere viajar el año que empieza, hay que sacar las maletas a la puerta de la casa. Mejor aún, dar tres vueltas a la manzana.

También se dice que vestirse de blanco en la llegada del Año Nuevo se relaciona con atraer la buena salud.

Estábamos tan entretenidos escuchando la Cábalas de año nuevo, que ni nos percatamos en que estaban todos sentados y comiendo, así que no hubo más remedio que comer en la mesa del pellejo.

Da más nervio esperar el año nuevo, mi estomago me tiritaba, sobre todo cuando empezaron a contar de adelante para atrás, o sea, 10, 9 ,8, 7, 6,5,4,3,2,1 yyy Feliz Año Nuevo… Yo abracé a mi mamá, después a Cepillin, a toda su parentela y de las Cábalas ni me acordé…

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