Si realmente existe un tema delicado y que genera consenso al momento de hablar de él entre todos los vecinos de la ciudad de la Unión, este sería el polémico, anhelado y postergado proyecto de arreglo y pavimentación de calle Prat.
Hace algunos meses atrás todo era felicidad cuando en una visita realizada a nuestra comuna por parte del Intendente de Los Ríos Juan Andrés Varas, éste aparentemente anunciaba en la oportunidad y ante un gran número de testigos, que el ansiado proyecto -y luego de salvar una serie de inconvenientes que lo entorpecían- que involucraba a nuestra más importante vía de movilización, comenzaría trabajarse a partir de la segunda semana del mes de marzo.
El anuncio arrancó en la ocasión, estruendosos aplausos por parte de la comunidad, quienes no alcanzaron a escuchar del todo bien la dolorosa realidad: al proyecto -tal como lo dijo la máxima autoridad de la región- “se le comenzarían a introducir fondos durante la segunda semana de marzo…para ser concretado durante el 2011”.
Lo cierto es que marzo nunca existió como fecha oficial para iniciar los trabajos de reparación de esta arteria tan importante y vital para nuestra capital provincial. Sólo se trató de un lamentable malentendido, que debió ser subsanado tras una minuciosa investigación periodística de parte de ElRanco.cl, quien se encargó de revisar todos los audios de aquellas ocasiones en que el Intendente visitó nuestra ciudad y en las que se refirió a este importante plan dentro de nuestra comuna.
Durante la última visita a la ciudad de La Unión, tuvimos la ocasión de nuevamente poder conversar con él y nos volvió a ratificar la veracidad de la información: el proyecto nunca fue prometido para marzo, mes que sólo serviría como fecha de inicio para comenzar a “mover” el proyecto, el cual deberá ejecutarse en un plazo aún indeterminado en este año.
Sólo nos resta sacar una profunda y dolorosa lección de todo esto: continuar esperando que algún día podamos ver el estado de la avenida Prat tal como se lo merece y no crear falsas esperanzas, que estruendosos aplausos no nos dejaron escuchar.
