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¿Matrimonio homosexual?

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Sr. Director:

Hace varios meses se viene dando en el país una discusión que nace a raíz de un proyecto de ley presentado por los senadores Andrés Allamand (RN) y Andrés Chadwick (UDI), por el cual pretenden regular las uniones de hecho heterosexuales y homosexuales. En esta misma línea, el gobierno del Presidente S. Piñera está por enviar un proyecto de ley, con el objeto de cumplir con su promesa de campaña, el cual ha generado un debate que poco a poco comienza a mostrar nuevas facetas.

 

¿Y porqué digo esto último?. Porque claramente hay que sincerar el debate. Uno de los problemas que planteamos al conocer la existencia del proyecto de AVC, es que más temprano que tarde, esto daría pie a que se legislará sobre el matrimonio homosexual o sobre el derecho de padres homosexuales a adoptar niños. Argumento que fue desechado por aquellos parlamentarios del oficialismo que veían con buenos ojos el proyecto de AVC.

 

Por esto mismo, se agradece que ahorremos tiempo y discutamos con argumentos racionales el objetivo central que busca el Movimiento Homosexual. Hablemos del “matrimonio de parejas del mismo sexo”.

 

 

En primer lugar, lo que es preciso discutir es ¿qué es el matrimonio?, antes de aclarar, por ende, quienes pueden acceder legítimamente a él.

 

El matrimonio desde siempre lo que ha pretendido, es ser un espacio para la procreación y cuidado de los hijos y, además, permitir la estabilidad de la familia. Por lo tanto lo que el Derecho y la sociedad  a lo largo de la historia ha buscado a través de establecer la institución del matrimonio como una unión entre un hombre y una mujer, es regular una situación estrictamente de orden público que se sustenta en bienes de interés general, que no es otro que el establecer un ambiente normalmente idóneo para la procreación y la crianza de los hijos, y es por esta razón que es necesario que se cimente sobre actos de tipo procreativo. Por lo tanto, si queremos lograr que el matrimonio cumpla con el fin social para el cual fue concebido, queda absolutamente demostrado que el requisito esencial e indispensable es la heterosexualidad. El Derecho no busca regular situaciones meramente afectivas de manera caprichosa, por decirlo de alguna manera.

 

Uno de los argumentos comúnmente utilizados para instalar el debate en torno a este tema, es el de que “las personas homosexuales también tienen dignidad y por lo tanto no se les puede seguir discriminando”. Efectivamente toda persona, hombre o mujer, con o sin tendencia homosexual, por el solo hecho de ser persona posee una dignidad inviolable, en virtud de la cual merecen un respeto propio de lo humano. El hecho real es que su dignidad como persona nunca ha estado en juego. En cuanto a la discriminación, debemos preguntarnos ¿de qué tipo de discriminación hablamos?. A priori, la discriminación no es algo malo. En cada acto humano discriminamos, que es igual a decir, distinguir, excluir, separar, elegir, etc.. Esto es parte de la libertad humana. Lo que no se puede aceptar por ser contrario a la dignidad humana y por ende al ordenamiento jurídico, es la discriminación arbitraria. Esto es “tratar de modo diverso a quienes se encuentran en igual situación” o, dicho de otra forma, “tratar igual a quienes están en circunstancias distintas“. El problema se radica aquí, en el momento en que el movimiento homosexual pretende otorgar igualdad de derechos a quienes se encuentran en circunstancias distintas.

 

Escuchaba en un debate el siguiente argumento: “Nadie podría decir que un periodista debiera alegar discriminación porque no puede acceder a integrar una institución como la Corte Suprema de Justicia. La verdad es que el fin de esta institución, no se condice con la labor de un periodista“. Este mismo ejemplo es asimilable a la institución del matrimonio. En ambas situaciones, existe una discriminación, que por lo demás es obvia por el fin que cumple cada institución, pero no por eso podemos decir que es una discriminación arbitraria y negativa, socialmente hablando.

 

Para finalizar, debemos concluir que antes de entrar a toda discusión con argumentos racionales, tenemos la obligación de hablar del verdadero sentido y fin del matrimonio, antes de adentrarnos en determinar si es factible establecer un matrimonio para parejas del mismo sexo.

 

BORIS A. GATICA MENDEZ

IV año Derecho UST

Secretario Gral. Juventud

Unión Demócrata Independiente

Región de Los Ríos

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