“La gente se ha sentido acogida, ha sentido que ha habido un compromiso permanente tanto de las autoridades de gobierno como municipales. Además se sienten muy protegidas en términos de seguridad porque hemos tenido una presencia permanente de las fuerzas de orden y seguridad tanto en los sectores evacuados como en el propio albergue”. Así describió el seremi de Gobierno Claudio Mansilla Alt la situación de los vecinos aledaños a la zona de la erupción volcánica albergados en el Liceo Antonio Varas de Lago Ranco.
La mayoría de los cerca de 500 albergados en el establecimiento educacional están desde el 4 de junio, día en que comenzó la erupción en el cordón volcánico El Caulle, los que fueron instados a abandonar la zona de riesgo y resguardar su integridad física.
Mansilla puntualizó que “los técnicos de Sernageomin diariamente están monitoreando el comportamiento de la erupción volcánica y el compromiso del Gobierno es tomar todas las medidas precautorias para evitar cualquier riesgo que pueda afectar la vida de los pobladores”.
En un recorrido por el albergue ranquino, el vocero regional pidió tranquilidad a las personas albergadas, enfatizando que “el Gobierno está velando por la seguridad de la gente”, pero que “deberán tener paciencia y esperar hasta que el fenómeno natural permita reanudar sin contratiempos la vida cotidiana”.
Mansilla dijo que este miércoles se inició un catastro para evaluar la situación de las viviendas en la zona de los valles de Riñinahue y Nilahue, con el fin de ver la condición en que se encuentran después de 10 días deshabitadas. Además, señaló que se está evaluando la situación de los predios y del ganado de los campesinos. “Estamos en los distintos ámbitos tratando de coordinar las acciones que nos permitan brindar seguridad para la gente del sector”, acotó.
La autoridad también destacó el trabajo realizado por los funcionarios de la Municipalidad de Lago Ranco, así como de diversas instituciones sociales que se han acercado a brindar apoyo y aliento a las personas que están en el albergue.
Por Tito Cañulef P.
