Creo no ser la única persona que alguna vez quedó con la duda al estar pagando en la caja de un supermercado, sobre el precio de un producto que no refleja el precio en vitrina.
Este miércoles a las 17:24 horas, me dirigí al supermercado Bigger de calle Serrano a comprar algunas cosas de consumo. Bueno, entré y me fui a la vitrina a buscar queso envasado laminado y saqué una unidad del producto «Soprole-Dos Álamos-queso mantecoso», que en la vitrina se exponía con un valor de $2.999. Además de eso, pasé a buscar otras cosas más que necesitaba y después me fui hasta la caja.
Al recibir la boleta de mi compra, me encuentro con la sorpresa (y el disgusto) de que me cobraron $3.255, hecho que le señalé a la cajera que entendió mi reclamo y procedió a llamar a su jefa, quien fue hasta la vitrina a verificar la información, comprobando la veracidad de mi reclamo, por lo cual me procedió a pedirme disculpas y me devolvió la diferencia de dinero correspondiente.
Por lo pronto, solicité entrevistarme con el jefe de turno del supermercado, al cual cuando llegó, le señalé lo que me había pasado y solicitándole un respuesta a este problema, me contestó que los precios los «cargaban a nivel central y a veces nosotros no alcanzamos a cambiar los precios. Pasa esto en todos los supermercados, no solamente en el nuestro».
Miré en ese momento la cantidad de gente que se encontraba comprando en ese supermercado y de qué manera llenaban sus carros de mercadería y la pregunta que me hice fue: ¿A cuantas personas engañarán con este sistema y la gente no se da cuenta?
Espero que con estos antecedentes, las personas que vayan a comprar tengan muchos más cuidados y adopten sistemas de compras en donde no los engañen al adquirir algún producto.
