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Una piscina en casa

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(Relato de un niño de 7 años en los años 70)

¡Chuta que hace calor hoy!, dijo mi mamá, ¡van a caer los jotes asados! y se largó a reír a mandíbula batiente. A mí me dio hambre porque el pollo asado es súper rico y con papás fritas aún más, pero pensándolo bien, nunca he comido jote asado, así que no me dio más hambre.

 

Sin pensarlo dos veces, abrí el refrigerador Mademsa y saqué una cucharada de Cocoa, no sé cómo se dio cuenta mi mamá y me mandó un solo grito para que lo cerrara, si estaba tan rico sentir “el heladito” que venía de adentro, más fome mi mamá, si era como estar en la nieve…y que ella es la única que puede abrir y cerrar el refri… que todavía soy muy chico.

 

Me da lata cuando dice eso, porque siempre he pensado que cuando sea mayor me voy a comprar uno bien grande y que tenga dos puertas, una para puros congelados y otra para los no tan congelados y que al medio tenga una cosita que tire cubitos de hielo, ojalá de los hechos con jugos yupi o con leche de vaca de chocolate, pero a veces pienso que me voy a hacer viejo y nunca a nadie se le va a ocurrir fabricar un refrigerador con dos puertas.

 

Mejor salí al patio a comer mi cucharada de Cocoa. Me saqué la polera a rayas y mis zapatillas de lona blancas de las Bata; mis amigos dicen que uno camina una cuadra y queda a pata, me quedé sólo con unos mamelucos cortos que son bonitos y que a mí me gustan usarlos sin suspensores… eso es para los viejitos.

 

Con el calor que hacía y como ya estaba casi pilucho, puse agüita en el lavatorio en donde me bañaba mi mamá cuando era más chico y metí mis “pieces” o sea el derecho y el izquierdo, los dos. La señorita Olga nos enseñó como se dice y se escribe “pies”, pero como yo estaba mirando a la Paulina, no entendí nada de nada… En fin, con tanto calor prefería otra retada de mi mamá antes de que empiecen a marchitarse mis ambos pies…¡Ay qué alivio sentí!, que rica el agüita en un día de calor. Después me hice el leso, me tiré en el pasto, arriba de un chal a descansar un ratito, porque tanto sol y calor cansa, de vacaciones y sin tareas parece que cansa más.

 

Creo que me empecé a quedar dormido, porque comencé a pensar puras leseras y uno piensa leseras sólo cuando está soñando; Así dice la Mina Gorda, una amiga de mi mamá que no me cae muy bien, porque siempre me hace callar cuando doy mi opinión en sus conversaciones. Dentro de las leseras que empecé a pensar o a soñar “veo” mi patio entero con un pastito verde bien cortito y hartas flores de colores alrededor. Al lado de la casa, hay un arbolito chiquito de manzanas de limón, de esas que son amarillitas y con las cuales el papá del Cabezón Fuica hace chicha de manzanas de limón…También había unas matas de murras alemanas, de esas rojas con las que mi mamá me hace “kujen” de murras alemanas… La señorita Olga dice que nosotros somos los únicos en el mundo que le decimos murras, porque su verdadero nombre es moras. También hay una mesita con cubierta de vidrio, pero que no era de vidrio, porque a mí se me caía un vaso y no se rompía. De al medio de la mesita sale un palito con un paraguas re-grande de color amarillo, rojo y celeste, además de cuatro sillas como de esas que tiene el tío Raúl, de algo así como de “ratatan”.

 

Sobre la mesita hay una botella de bebida plástica que dice: “puro néctar de frutas” y unas cosas de forma cilíndricas, así como de fierro, pero más livianas, de color verde, dicen “Cristal” y en chiquitito “Cerveza”. Ahora me da tanta risa…si todo el mundo sabe que las bebidas y los néctares vienen en botellas de vidrio de litro, las cervezas, según me han contado también y se llaman Malta y Pilsener.

 

Lo más llamativo está justo en el medio del patio, ¡hay una Piscina!, igual como esa que está en Santiago y se llama “Mum”, aunque esta es más chiquita y de otro material que se llama “plástico”, pero re-grueso, de colores azul, celeste y blanco y unas varillas blancas que la afirman por los lados. La piscina tiene harta… pero harta agua, si hasta me puedo tirar un “piquero” sin que me quede la guata roja, además tengo unas cosas en los brazos que se llaman flotadores y se inflan con el puro aire de uno; Hay que echar primero el aire para adentro y después con mucha fuerza al flotador. También, sentía que le gritaba a mi mamá que quería otros flotadores porque los míos son de color “princesa”, como dice la Javi, color que es sólo para las niñitas y mi mamá me respondía que eran los últimos que quedaban en liquidación en la “Multitienda”.

 

De ahí me metí al agua y nadé como Tarzán y Charles Atlas juntos…¡Que rica está el agua de mi piscina! Que con el calor que hace, no quiero salir por nada del mundo. De pronto siento que mi mamá me llama desde la cocina ¡ Kike, ven a tomar onces, te preparé un “kujen” de “murras alemanas” y jugo royal con hielitos! Ya había dicho que no saldría de la piscina por nada del mundo, pero por un “kujen” de “murras alemanas” eso no vale, así que mejor me dejé de soñar leseras y me fui a tomar onces.

 

Al verme mi mamá me dijo: ¡Pero, si estás todo mojado, como recién salido de la ducha! Yo sólo moví mi cabeza como diciendo: “las leseras que dices mamita” y me largué a reír de buena gana.

 

Jaime Bórquez Zuñiga.

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