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Piruco: El regreso

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En la comuna de Río Bueno se encuentra el pueblito de Piruco, a unos 3 km. de la Plaza de Armas, con dirección hacia el oriente. En Mapudungún, Piruco significa: Lagunas esparcidas a ras de suelo donde hay gusanos.

Con los adelantos tecnológicos sufridos – en buena manera evidentemente – por nuestro país, se logra la llegada del ferrocarril al Sur. Con esto se construye en nuestro querido Piruco, una Estación Ferroviaria y una enorme bodega donde se recepciona y envía ropa, alimentos, herramientas y cuanto hay relacionado con el comercio.

Además se construyeron corrales para el cargo de reses, que enviaban agricultores a distintos punto del país y una rampa para cargar remolacha a la planta de Llanquihue, donde se elaboraba el azúcar para nuestra dulce patria.

Debido al movimiento y gran auge que tenía el sector, en aquel tiempo la dirección de ferrocarriles, construye una población e instala a una cuadrilla de 22 trabajadores con sus respectivas familias para hacer mantención a la línea férrea y así asegurar el buen funcionamiento de éste.

Estos hombres, en sus tardes libres realizaron diversos trabajos pensando en sus hijos y lo que sería el Piruco en tiempos futuros. Entre las hazañas realizadas, se cuentan canchas de basquetbol, fútbol, columpios y otros.

Con esto, Piruco se transformó en barrio icono del deporte en Río bueno, de los cuales salieron figuras como: Nolberto “semillita” Ruiz, inventor del ”jogo” bonito antes que los brasileños; además de Juan Matus y Alonso Seguel, quienes también defendieron la camiseta Ríobuenina. En básquetbol destacaron Marllory Gallardo y Patricia Velázquez.

En nuestro querido Piruco hubo eximios nadadores y grandes clavadistas, como Samuel Mora, José Monsalve y Arturo “sapito” Ruiz, a quienes les faltaba árbol para subirse a lo más alto y hacer piruetas en el aire antes de llegar al agua.

Piruco tiene su propio puerto en el río y para llegar, hay que caminar por un hermoso sendero, donde habitan variados pajaritos que van acompañando con sus trinos. Existen diversas flores silvestres, que con el suave viento, sus ramas se entrelazan; y sus flores se besan y luego se vuelven a soltar. El beso fue inventado por las flores en los senderos de Piruco, para callar la boca cuando las palabras sobran.

Nuestro barrio creció unido como una sola familia. Era así como se celebraban los 18 de Septiembre, las navidades y los años nuevos; éramos todos muy buenos amigos. Nunca se escuchó la palabra robo o delincuencia.

Con el paso del tiempo, las faltas de oportunidades laborales y por motivos de estudios, varios emigraron, aunque jurándose todos juntos, algún día volver.

Fui pirucano hace un algún tiempo, y lo sigo siendo en silencio, y esto ¡No es porfía mierda!, sino que es un sentimiento que me brota en la palabra y me revienta en el pecho. Cuando vivía al lado de la línea férrea, las locomotoras nos interrumpían el sueño. Hoy no están esas líneas y nunca más se escuchará de nuevo el hermoso ruido de las locomotoras, éstas se durmieron y quedaron en silencio.

Cumpliendo con lo jurado hace más de 45 años, vuelven todos los pirucanos juntos con sus familias a unirse un abrazo fraterno el 22 de enero de 2011, se espera la concurrencia de tres generaciones, quienes sobrepasarán las doscientas personas.

Belarmino Monsalve Peña

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