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Un compromiso con los agricultores y con La Unión

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Sr .Seremi de Agricultura:

Hace unos meses atrás, nos reunimos un par de agricultores con Ud., ex-dirigentes de Fenare (Federación Nacional de productores de Remolacha) para plantearle nuestra inquietud sobre el futuro de la siembra de remolacha en nuestra zona, especialmente en toda el área que atendía la planta Rapaco.

Al respecto y después de ese encuentro, quedó pendiente una nueva reunión para conocer la actual posición de la Empresa y por lo mismo, estamos atentos para continuar este diálogo, donde deseamos puedan incorporarse además, la mayoría de los actores que dieron vida a una actividad tan floreciente en nuestra región.

El cierre de la planta Iansa Rapaco, significó un vuelco muy violento en las expectativas y oportunidades de los pequeños y medianos agricultores, especialmente porque se terminaba un cultivo que genera una importante demanda de servicios y mano de obra, siendo además la siembra de remolacha, un elemento de rotación esencial, con muchas otras ventajas comparativas.

Los Unionínos que nos sentimos más cercanos y orgullosos de tener emplazada en nuestro territorio, aquella gran industria nacional -otrora parte de los activos productivos del Estado- no entendemos el quiebre de esta actividad, menos aun cuando el precio internacional del azúcar se ha mantenido estable y con tendencia al alza.

En los años recientes, una gran cantidad de pequeños y medianos productores fueron abandonando la actividad por dos razones elementales: la relación con los altos costos de los insumos y la permanente y sistemática rebaja de precios del producto por parte de la empresa, la cual se la jugó por mantener una superficie mínima con menos productores y que fueran más eficientes en la productividad, llegando con este objetivo a lograr ser los campeones del mundo en producción de remolacha.

Un mérito efímero que no se condijo con la política de la empresa, que terminó por asfixiar a los que se atrevieron a asumir esos nuevos desafíos y a acumular grandes pasivos en infraestructura de riego y tecnología de siembra, lo que en algún momento se percibió como una crónica de una muerte anunciada, para todos aquellos que soportaban esta altísima demanda productiva…hecho que finalmente ocurrió, porque los costos de esta modernización, no fueron compatibles con la oferta de la empresa.

Hoy en día los Unionínos especialmente, y todos los segmentos productivos sureños, sentimos nostalgia por lo que ayer fue una actividad emergente, con un aporte y social y económico muy importante para los indicadores regionales y vemos con tristeza una enorme infraestructura que se deteriora con el paso del tiempo y con posible desmantelamiento de piezas claves para una futura puesta en marcha.

Pero no perdemos la esperanza de revertir aquel pasado tormentoso que llevó al término de esta actividad y los desafíos que asumimos ayer. Estamos dispuestos a retomarlos, siempre y cuando cambien las condiciones y no se vuelva a la ley del embudo que usó la empresa en su relación con los productores. Al mismo tiempo, no entendemos cómo nuestras autoridades de antaño o a las actuales, no les interese reflotar esta gran actividad productiva y no se hayan explorado puentes de acercamiento.

Hoy sabemos que se pueden abrir otras ventanas para hacer posible el despertar de este elefante dormido y, de las conversaciones que mantuvimos con el Seremi, nos quedó claro que existe una instancia legislativa pendiente para analizar la posibilidad de cultivo de variedades transgénicas, como se hace en otros países y en EEUU, donde se siembra un 95% de estas variedades modificadas genéticamente. Tenemos que atrevernos a este análisis y a esta discusión parlamentaria, porque si se legisla en ese sentido, se acorta la brecha entre empresa y productores y ahí los números podrían cuadrar para retomar este cultivo.

Los tiempos pasan y ello atenta contra el reinicio de esta actividad, por lo que cualquier gestión administrativa, legislativa o de cualquier otra índole, nos parece relevante, mientras tanto, seguiremos soñando con días mejores.

Atentamente

Luis Aguilera Vera

Ex-dirigente de Fenare

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