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¿Una visita inesperada o indeseada?

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Bonito día me acompañó ese sábado, cuando después de unos treinta años, regresé a Valdivia, todo el centro renovado, muy limpio, fue mi primera impresión pese a que el resto de la ciudad -incluida la entrada sur- tiene los mismos hoyos en el asfalto que hace tres décadas

IGUAL ME DIO NOSTALGIA CUANDO ME VINE. En el bus comencé a echar de menos los erizos, el pescado las papas…el corderito al palo y todas esas delicias que por allá tienen otro sabor; es todo muy diferente al paladar o es que los sentidos se agudizan con tanto oxigeno? Pero en fin, el paso de las horas comenzó a situarme en la realidad de un turista en la ciudad

Aquí van algunas anécdotas freak…

En el restaurant que está en el paseo (“Libertad” creo que se llama) de la catedral hacia la costanera y que tiene unas mesitas en la calle, me aforraron un palo con la cuenta que me dejo adormecido. Me explico…

La carta se veía muy interesante y atractiva, con precios un tanto elevados, pero uno piensa, “si es caro es bueno”; pues bien, la atención: buena, el lugar: ideal, terraza, sol, buena vista, etc. todo bien, todo ideal para almorzar. Pedí una reineta con papas salteadas, previamente un pisco sour de buena calidad y una cerveza helada sin que tenga esto observaciones…pero a la hora de mi plato principal, me traen una estampilla de reineta…una estafa…o sea prácticamente tuve que levantar la papa y allí encontrar la reineta,…sabrosa debo decirlo. Expresé mi malestar a la garzona, donde ella reconoció lo mínima de la porción, más aún si la comparamos con el precio.

Reduciendo la historia, tuve que ir a terminar de almorzar a un local que está en el mercado, donde atienden unas niñitas vestidas de negro y pelo teñido de rubias ( me sentí en Mendoza por un momento, rodeado de tanta rubia) las niñas y la comida salvaban , buena calidad, buena vista, atención rápida (allí comí unos erizos magistrales),buenos precios etc.; la nota freak la puso una señora (al parecer la dueña) que cuando pasé a tomar desayuno por la mañana (muy bueno), se dio la siguiente situación:

Yo en mi mesa tomando desayuno, diario Austral en mano, una de las garzonas sale a captar ”posibles clientes“ , ella haciendo gala de su conocimiento cabal de la carta- menú, respaldada en su belleza y figura, menciona a los indecisos visitantes todos sus productos, las ofertas del día y la bondad de sus módicos precios, etc. . Al cabo de unos minutos, los posibles clientes, que miraban también las ofertas del local contiguo, no atinaban a decidirse…a lo que la señora dueña del local, que a esa hora (9,30 de la mañana) había esparcido un arsenal de pinturas, cremas y pinceles con que se “hacía la cara”, le grita a la garzona:

“oye déjate de rogarle a esos C…., si quieren que pasen, sino que se vayan a la mierda…

En ese momento, todos los que desayunábamos, nos miramos impávidos y esbozamos una sonrisita incrédula…obviamente pensando que estábamos en el mismo grupo de los mencionados por la digna señora…plop!

Cuento aparte, ni nombrar al pelota que me quería cobrar 40 lukas por el paseo en el catamarán, cuando la tarifa máxima es de 25…ese fue otro pastelazo.

Voy a la oficina de información turística que está en la parte baja del terminal de buses, junto a las escaleras mecánicas y le digo a la niña (que tiene una voz muy especial), si me puede dar datos de hospedaje, cabañas, residenciales, etc…Y me pasa una carpeta con hojas forradas en plástico, con una letra diminuta y una serie de cuadros donde salían -supuestamente- las direcciones, teléfonos y precios…

Ese libro, apunte, cuadernillo o como se llame…alguna vez FUÉ nuevo…

Hoy es un mamotreto sucio e ilegible,… mi pregunta inmediata a mi interior fue:

¿Esto le presentamos a un turista?

O sea, eso ponemos en manos de un europeo, un asiático??? Puchas!!! me da risa y rabia

Donde está la falla?, en los recursos? en el entrenamiento?

Amigos, creo que esto debía contarlo, si alguien lo toma y sirve para mejorar, me sentiré feliz. Valdivia es una mina de oro para el turismo del lugar, es tan pintoresco, grato…pero gestos como los descritos antes, le hacen mal a la ciudad. Lo que es peor, le hacen mal al turista..Yo lo pasé muy bien, pero con una buena dosis de tolerancia, estaba tan contento de regresar a ver mi sur querido después de treinta años,..Cuando ya regresaba al norte agitado, lloraba mirando el rio (me estaré poniendo viejo? No… sólo tengo 45 años. Debe ser esa wea rara que todos llevamos dentro, llamada corazón.

Saludos Valdivianos!!!

Luis Mancilla P.

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