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Centralismo vs catástrofes

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Escrito por: Alejandro Köhler vargas

Reciba usted y equipo de trabajo un respetuoso saludo.

Hace 50 años la naturaleza castigó duramente a nuestra Región: un movimiento telúrico de 9.5 grados en la escala de Richter (el mayor del planeta desde que se miden los terremotos), cambió para siempre el paisaje, la geografía y nuestras formas de vida.

Hace poco más de tres meses otro terremoto afectó con similar intensidad y consecuencias a varias regiones de nuestro país.

Los daños materiales, humanos y económicos provocados por estos abruptos movimientos de las placas tectónicas de nuestro continente, permanecerán por siglos como huellas imborrables en la geografía nacional y en nuestra memoria histórica.

Estos dos cataclismos nos permiten extraer varias lecciones, una de ellas es que debemos convivir con estos desastres naturales y adaptar nuestros hábitos cotidianos a la eventualidad que se repitan, estableciendo normas severas de prevención y alerta temprana en todos los niveles de nuestra vida social; la otra tiene que ver con la institucionalidad, que desde el Estado debe construirse para que la acción coordinada entre éste y la ciudadanía permita salvar vidas, enfrentar con éxito las operaciones de contingencia y sobre todo, permita la planificación de nuestras ciudades y pueblos acorde con la naturaleza de los terremotos y otras catástrofes naturales características de nuestro territorio.

Existe, sin embargo, una tercera dimensión que debe estar presente en el debate actual: Ambas catástrofes naturales demuestran el rotundo fracaso del centralismo del Estado chileno y la necesidad de asumir como tarea prioritaria la descentralización del país y la transferencia efectiva de poder de decisión a las regiones, mediante mecanismos financieros, institucionales y políticos.

Particularmente el terremoto del 27 de Febrero, dejo en evidencia la incapacidad del Estado chileno de resolver oportuna y eficazmente las tareas de contingencia ante una catástrofe de esa magnitud.

Resulta además evidente que en el actual sistema de Administración Política del Estado de Chile, a la hora de las decisiones y prioridades pesan mucho menos los intereses de nuestra Región que los de Santiago y eso debe ser corregido si queremos ser un país realmente desarrollado.

La mejor forma de honrar a las víctimas del cataclismo de 1960 y a las del terremoto/tsunami del 27 de febrero, es corregir las severas anomalías que muestran los sistemas de Prevención y Alerta Temprana y la Institucionalidad que los rige, meta que sólo se alcanzara con una verdadera descentralización del país

Atentamente

Alejandro Köhler vargas

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