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Chiloé mágico

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Jaime Bórquez Zúñiga

pincoyaEn mis años de juventud, viajamos un grupo de compañeros de curso a Castro, capital de la Isla Grande de Chiloé. Debíamos pernoctar en la casa de la polola de Ernesto que vivía allá, pero, lamentablemente, su padre -al enterarse de la relación de nuestro amigo y su princesita- nos dejó sin alojamiento. Sin más remedio, empezamos a deambular por esa hermosa ciudad, dejando todo en las manos de Ernesto, quien era el culpable de tamaña tragedia. A eso de las dos de la madrugada estábamos instalados en una pieza de la casa de Luis, un bombero local a quien conocimos y conmovió nuestra historia.

Luis, un tipo muy agradable, nos convidó café, pan con ají y “varios bajativos” que ayudaron a capear el frío y dieron paso a una buena y animada “conversa”. Con gran locuacidad, nos contó historias terroríficas de La Pincoya,  El Caleuche, El Colocolo  y el Invunche, personajes típicos de Chiloé, y de otros personajes que sólo estaban en su imaginación y que -para unos atentos afuerinos- eran creíbles a toda prueba.

el_trauco_by_el_grimlockFinalizados los “bajativos” y la conversación, ya nos disponíamos a dormir… pero entonces comenzamos a sentir “cosas extrañas”: alguien (o algo) rasguñaba las mochilas y sacos de dormir con nosotros en su interior. Comenzó un ruido infernal que nunca antes nadie había escuchado. Era patético ver a cinco universitarios acurrucados unos con otros muertos de miedo, sin saber cuál de todos los personajes de Luis era el que nos venía a buscar…

Con las primeras luces del alba, descubrimos al culpable: nada más ni nada menos que “Maucho”, el gato de la casa, era el causante de los rasguños a las mochilas, secundado por un saltamontes -al que luego bautizamos como “Perico”- encajado en una bolsa de supermercado, insecto que, con su forcejeo para intentar salir, producía un ruido que a esa hora nos pareció aterrador.

Nos reímos todo lo que una persona puede hacerlo y nos acusamos unos a otros de haber sido los más cobardes ante el “peligro” que nos acechaba.

Sin duda, jamás olvidaremos a estos “míticos personajes de Chiloé” que espantaron nuestros sueños y nos hicieron vivir una verdadera noche de terror.

Ilustración El Trauko: www.realnia.wordpress.com

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