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INIA entrega alternativas forrajeras para escenarios de cambio climático

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26 marzo 2018.- Estudio científico dio a conocer especies tolerantes a la escasez hídrica, aplicables a sistemas productivos ganaderos desde las regiones de Biobío a Los Lagos.

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) dio a conocer nuevas tecnología para enfrentar el cambio climático en la ganadería, en marco de un proyecto del Fontagro (Fondo Regional de Tecnología Agropecuaria).

Los doctores Marta Alfaro y Luis Inostroza, investigadores de INIA Remehue y Quilamapu, respectivamente, se reunieron en La Unión con cooperados de la empresa Colun, contraparte de la iniciativa, para comentar sobre nuevas forrajeras, como parte de una estrategia de adaptación a escenarios de cambio climático de los sistemas ganaderos del sur de Chile, en particular frente al déficit de precipitaciones en verano.

“Producto del cambio del clima se ha observado un déficit de lluvia más intenso y prolongado en el tiempo durante los meses de verano. El principal recurso para el alimento de los animales en ese periodo es la pradera permanente tradicional en la zona sur, pero esa pradera con las especies tradicionales no logra producir forraje debido a la falta de agua. Entonces la intención ha sido generar alternativas forrajeras que produzcan en los periodos más críticos y que sean más sostenibles en el tiempo”, comentó la investigadora de INIA Remehue.

En este sentido, en los últimos tres años especialistas de INIA desarrollaron el estudio que permitió entregar información relevante a los ganaderos mediante ensayos desarrollados en la provincia de Ñuble y del Ranco. De ello se desprende que las mezclas más exitosas fueron en base a bromo con lotera y en algunos casos con ballicas, produciendo un 100% más de forraje de lo que hicieron las praderas estándar que el productor siembra tradicionalmente en el periodo de verano y otoño.

En Los Ríos, en tanto, los ensayos consideraron mezclas en base a bromo forrajero y lotera, que si bien son las lentas en el establecimiento durante el primer año, es más estable y sostenible en el tiempo con una duración de 3 a 5 años, más conveniente que las praderas bianuales utilizadas comúnmente en la zona.

La iniciativa científica es parte de una alianza latinoamericana que busca entregar soluciones tecnológicas frente al escenario que se avecina en los próximos 50 años, y que involucra a investigadores de Bolivia, Costa Rica y Argentina.

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