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El ADN del Presidenciable

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Por Bernardo Berger Fett, Diputado de la República.

14 marzo 2017. Pese a la campaña orquestada desde sectores extremos para desprestigiarlo, todas las encuestas en lo que va corrido del año sitúan al Presidente Sebastián Piñera liderando y aumentando su aprobación ciudadana. Así lo refrendó Adimark esta semana.

Fue ésta la que incorporó nuevos factores que podrían incidir en la decisión de voto: atributos vinculados a las capacidades personales y destrezas deseables para ejercer el mayor cargo al frente de la nación.

Significativa la brecha que crece en favor del ex mandatario, que se da cuando aún no se ha resuelto una eventual candidatura de su parte. Relevante, pues indica que a diferencia de sus eventuales contrincantes, Piñera está aún lejos, muy lejos, de tocar techo.

Queda así una vez más en evidencia lo equivocada de las estrategias que han buscado enlodar la figura del nuevamente presidenciable, apelando a su condición de hombre de empresa y su vinculación permanente con el mundo de los negocios. Una contradicción de fondo que explica el fallo de sus opositores porque es ahí, en su trayectoria como líder exitoso nacido desde el empresariado, donde radica la fortaleza de la imagen del más probable abanderado de la centroderecha chilena.

Haber. Repasemos. Los atributos que el país espera de un mandatario son sobre todo liderazgo y capacidad, y eso está claramente en el ADN del Presidente Piñera, que lo ha demostrado tanto en su historia desde el mundo privado como desde el público. Al Chile de hoy poco le importan ya la simpatía y la cercanía; el 2009 premió a Bachelet por su “empatía”, y pagó el precio con cuatro años de deficiente conducción. Ese mismo electorado la llevó simultáneamente a la peor aprobación de gestión que ha tenido un Presidente desde el retorno a la democracia.

Eficiencia, capacidad de resolver, liderazgo… Esta es una carrera para elegir a quien dé mayor estabilidad y progreso a Chile, no un concurso de simpatía o de belleza.

Mención especial a la mayor adhesión que marcó la centroderecha en la misma encuesta. Señala que el país no quiere más ensayos ni errores, gente simpática a cargo de los grandes temas, ni reformas mal diseñadas e impuestas; está atenta a un cambio de rumbo para retomar la senda de crecimiento, empleabilidad, seguridad y confianza en el futuro que teníamos hasta hace cuatro años, y para ello demanda líderes de verdad.

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