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Aplican moderna tecnología para proteger flora y fauna nativa en peligro de extinción

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08 septiembre 2016. Imágenes satelitales, GPS, fotografías aéreas, ADN y drones, son algunas de las modernas herramientas que está empleando Forestal Mininco para proteger especies como zorros chilotes, pájaros carpinteros y ruiles, presentes en su patrimonio boscoso.

Para los expertos y conocedores de la amplia biodiversidad arbórea de nuestro país, sin duda el Ruil, es una especie única que merece un lugar destacado. Presente en la Cordillera de la Costa, específicamente entre las comunas de Curepto y Chanco el Nothofagus alessandrii, es un árbol endémico, distribución única en el mundo, y restringida a laderas húmedas y sombrías de exposición sur, y cuyos ejemplares pueden alcanzar una altura cercana a los 25 metros.

Especie dependiente del Bosque Maulino de antiguo crecimiento es el llamado Carpintero Negro; ave de sofisticado y colorido plumaje, cuyos requerimientos de hábitat exigente lo hacen convivir con especies de bosque nativo, especialmente árboles maduros del genero Nothofagus en desmedro de matorrales o bosque más joven. Ambas especies no solo tienen en común el espacio geográfico que habitan, sino además están en peligro de extinción. Es así como el Ruil en la actualidad está presente en una superficie que no supera las 350 hectáreas en la región del Maule y en todo Chile.

Por otra parte el Carpintero Negro, “es un ave asociada al bosque nativo, no está presente en plantaciones, en zonas de matorral y en áreas de bosques jóvenes porque es un ave que tiene requerimientos de hábitat muy exigente y está presente solo en zonas donde el bosque está relativamente bien conservado”, destacó el ingeniero agrónomo Pedro Garrido, quien trabaja en la conservación y protección de estas especies hace más de 10 años.

La realidad del Ruil y el carpintero negro es compartida por una treintena de diferentes especies, entre las que destacan también el huemul, el zorro chilote y el huillín, y queforman parte de la flora y fauna bajo un minucioso plan de protección y conservación específico para cada una de ellas que lleva a delante Forestal Mininco. Desde el 2005 a la fecha, la empresa ha identificado 11 Áreas de Alto Valor de Conservación (AAVC) de características biológicas al interior de sus predios entre el Maule y la Araucanía, entendidas como zonas que presentan características o atributos relevantes únicos, significativos o críticos, y a las que se busca aumentar el atributo o valor que se quiere proteger y que, por lo mismo, son excluidas de las faenas productivas.

El gerente de Tecnología Silvícola de Forestal Mininco, Jean Pierre Lasserre, explica que “las primeras áreas de conservación fueron definidas debido principalmente al interés de la empresa en identificar y gestionar sus áreas de alto valor ambiental, así como por la importancia de estas áreas para la comunidad científica en particular y la sociedad en su conjunto”.

A partir de 2012, Mininco y el Grupo Darwin Maule iniciaron un trabajo conjunto para preservar el Ruil. Uno de los expertos a cargo de esta tarea es el ingeniero agrónomo y coordinador del grupo de investigación Darwin Maule, Pedro Garrido. Junto a seis colaboradores, entre ingenieros y biólogos, cuenta que su agrupación tuvo la tarea de investigar e identificar el tipo de flora y fauna presente en la cordillera de la costa en el Maule. “Identificamos en base a los sondeos botánicos áreas que eran importante de conservar en la cordillera de la costa por la cantidad de especies endémicas y amenazadas”, comenta Garrido.

Agrega que se incorporó la medición sistemática de variables indicadoras del hábitat de esta especie, como presencia de especies invasoras, índices de bio-calidad y reclutamiento, e indicadores de la flora acompañante como riqueza, formas de crecimiento y origen biogeográfico. Todo ello con la finalidad de conocer cómo las actividades de manejo del AAVC, influyen en la preservación de estas áreas y si los valores que se quiere proteger se están manteniendo o mejorando.

Este mismo trabajo se extrapola a las otras AAVC, detalla Patricia Jiménez, ingeniera de estudios de sustentabilidad y biodiversidad de Mininco, quien ejerce tareas de gestión de las áreas de alto valor. Cuenta que tras la identificación de las AAVC y de las especies que las  habitan se realizan monitoreos permanentes en terreno, utilizando elementos tecnológicos que incluyen fotografías satelitales, cámaras trampa y el uso de drones.

“Mientras en el caso de la fauna se utilizan diferentes equipos para cumplir con el monitoreo, como cámaras trampas, anillos marcadores de aves, radiotransmisores, análisis genético y equipos GPS, en el monitoreo de flora se está avanzando en el uso de imágenes satelitales (multiespectrales), perfiles verticales de vegetación mediante el uso de información LIDAR, fotografías aéreas, implementación de drones y análisis de variabilidad genética”, dice Patricia Jiménez.

Educación y colaboración de la comunidad

Una de las tareas relevantes para el éxito en la protección y conservación de la flora y fauna es la educación y difusión de estas medidas con las comunidades. Lo anterior, debido a que las acciones de conservación incluyen actividades como restringir el acceso al interior de las AAVC, para proteger los hábitat de actividades extractivas o ganaderas que históricamente se realizaban dentro de éstas áreas.

“En general nuestro trabajo con AAVC incluye a la comunidad, en este caso a través de programas de vacunación de animales domésticos principalmente perros, control del ingreso del ganado a través de cercos y mallas perimetrales, capacitación permanente de las comunidades vecinas de manera que internalicen el valor que estas áreas tienen para ellos mismo y la sociedad en general y que se comprometan en el cuidado”, explica Lasserre.

Esta participación de la comunidad se logra mediante consultas públicas para determinar sus  principales líneas de interés y en conjunto definir programas de difusión y capacitación. Normalmente, las actividades de instalación de cercos, establecimiento de especies Nativas y/o el control de especies exóticas se realizan con personal local, pertenecientes a estas mismas comunidades, con lo cual se cumple un rol complementario a la conservación de las áreas.

Para la  ingeniera de Mininco, “la relación con la comunidad local es estrecha en cuanto a la protección de la biodiversidad, y a las actividades que se desarrollan en los predios. Se les comunica y consulta de la presencia de especies en alguna categoría importante de conservación, además se les hace partícipes de las acciones de manejo a implementar en las AAVC”.

El ingeniero agrónomo Pedro Garrido, en tanto, explicó que este proceso educativo se ha extendido por varios años y “ha significado implementar acciones que resguarden estos bosques de alto valor. Hemos trabajado con las comunidades locales fundamentalmente a través de actividades de difusión, particularmente con los establecimientos educacionales”.

El gerente Jean Pierre Laserre agrega que “se ha implementado una estrategia de trabajo conjunto con una red de especialistas externos a la compañía, de manera que la definición de los programas de conservación, sean elaborados por reconocidos expertos que incluya su supervisión periódica”.

Más de nueve mil hectáreas protegidas

En la actualidad Forestal Mininco cuenta con 11 Áreas de Alto Valor de Conservación –AAVC- de carácter biológico, con una extensión de 9.753 hectáreas, siendo la de mayor extensión Rucamanqui en la comuna de Tucapel, Región del Biobío (4.909 hectáreas), donde prima la protección del huemul y el puma.

El monitoreo realizado en 2014 en esta AAVC confirmó la presencia y residencia de una pareja de huemules que ocupa este sector gran parte del año. La adopción de medidas de protección de este grupo de huemules, incluyó la definición de un área de protección del huemul y la prohibición de ingreso para actividad ganadera. Para ello se instalaron letreros, tranqueros con llave y jornadas de capacitación con los arrieros locales.

La población de huemules no supera los 2.000 ejemplares entre Chile y Argentina. A pesar que el estado de conservación del puma no es tan crítico como en el caso del huemul, se ha establecido un plan de monitoreo en el predio Rucamanqui, que permitirá mediantes indicadores específicos y visitas periódicas, determinar el estado de la especie: sanidad del ecosistema y su entorno, lo cual es clave para definir recomendaciones específicas para el manejo del área.

También destaca la AAVC de Trongol, que cuenta con la presencia del zorro de Darwin. La AAVC de Los Alpes, sector de 802 hectáreas, colindante al Parque Nacional Nahuelbuta en La Araucanía, es la tercera área de protección más extensa de Mininco. El monitoreo realizado por los expertos indagó sin resultados la presencia de individuos del zorro de Darwin, especie que se encuentra en peligro de extinción y segregada en dos poblaciones (en los bosques de la isla grande de Chiloé y en la zona montañosa costera del Parque Nacional Nahuelbuta). Pese a esto se han establecido medidas de conservación como excluir el talaje y trabajar con los vecinos para el manejo de poblaciones de animales domésticos.

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