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Historias de líos y puentes

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Por Bernardo Berger Fett
Diputado

Valdivia ha sido una historia de líos y puentes. Algo así como una telenovela china con harto enredo en el Cau-Cau, un Pedro de Valdivia en comerciales y un Puente Los Pelúes en permanente flashback.

En el Cau-Cau, una seguidilla de demandas contra Obras Públicas y nuevas evidencias señalan con claridad que los problemas no son tanto constructivos –los hay, por cierto- sino del diseño original y del proceso mediante el cual se llegó a él.

Sorprenden dos nuevos datos de la causa: Primero, que el Estado haya adjudicado el diseño a Cygsa el 2007, pese a que cinco meses antes fue condenada en el Mop-Gate, el mayor escándalo de corrupción que conoce Chile. Más sorprende, eso sí, que se haya omitido este detalle hasta hoy.

Segundo: Las declaraciones de quien fuera 20 años jefe de Puentes del MOP ante tribunales, indicaría indicios de ocultamiento de información, anomalías en el diseño otra vez, y aventura a costa de sonar ingenuo, que el Estado habría sido estafado y/o engañado por la consultora que lo diseñó incompleto.

Capítulo Los Pelúes: Una nueva promesa a medias que según lo anunciado en julio de 2014 por la ministra de Vivienda, debiera estarse construyendo en este instante. Un puente que nació fruto más de un gallito de fuerza política que de una priorización técnica; cuyo emplazamiento se trazó a sabiendas de las restricciones patrimoniales del casco antiguo; que se usó como moneda de cambio para desestimar la urgencia del deteriorado Pedro de Valdivia; en que se han invertido 500 millones de pesos en estudios que no se aplicarán. Puente que partió con la promesa de un trazado moderno que se ejecutaría rápido, que sufrió severos recortes el 2014, y que hoy queda minimizado a una estructura exprés hecha a molde.

No sé si este nuevo tijeretazo al proyecto tiene sentido. Desplazar el cabezal oriente desde el sur del muelle la Peña hacia calle Cochrane no alterará la restricción constructiva patrimonial de la zona. Tampoco resolverá el problema del costo asociado al abultado volumen de expropiaciones. Lo que sí, simplificar el diseño ahorrará dinero pero no tiempo a un proyecto que ya está atrasado.

Resumen: de $36 mil millones para un puente atirantado con inicio de obras en 2016, en tres años pasamos a menos de la mitad de dinero, inicio no antes del 2018, y sin resolver los problemas en cartelera. Como lo he dicho antes: En líos de puentes, este gobierno prefiere estirar las decisiones para que quienes resuelvan sean los gobiernos que le precedan.

 

Bernardo Berger Fett
Diputado

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