Malestar y preocupación, son los sentimientos existentes al interior de los integrantes del Cuerpo de Bomberos de San José de la Mariquina, esto, luego de los hechos negativos ocurridos durante este fin de semana.
El primero de estos hechos tuvo lugar en el cuartel de la Sexta Compañía de Ciruelos, el cual la madrugada del jueves sufrió daño en los vidrios de su estructura, por parte de desconocidos.
Hasta el lugar, concurrió el Superintendente del Cuerpo de Bomberos de San José de la Mariquina, Juvenal Arancibia, quien en conjunto al Director y Capitán de la compañía afectada, fueron testigos de la destrucción que afectó a las instalaciones de la antes mencionada compañía, que se emplaza en un importante centro Urbano-Rural de nuestra Comuna.
“Lamentamos profundamente que este tipo de hechos se este viendo en contra de la propiedad de bomberos, ya que somos una institución que solo busca el ayudar a la comunidad, sin pedir nada a cambio” indicó Arancibia.
En tanto, el pasado sábado, voluntarios de cuatro compañías, debieron de concurrir hasta la localidad de Pufidi, en donde un incendio de pastizales consumió una importante extensión de matorrales y arbustos, que en un momento, amenazó con extenderse hasta las viviendas cercanas.
Es en este trabajo de combate del fuego, que voluntarios que se encontraban en el lugar, fueron agredidos verbalmente, con ofensas e improperios por parte de lugareños, tal como lo manifestó Sergio Gallardo, Comandante del Cuerpo de Bomberos de San José de la Mariquina.
“Esperamos que este sea un hecho aislado, y que no se vuelva a repetir en nuestro accionar. En ocasiones las víctimas no entienden de que en comunas pequeñas como la nuestra, no contamos con guardias constantes, por lo que luego de que se da la alarma, debemos de concurrir hasta nuestros cuarteles, equiparnos y luego dirigirnos hasta el lugar de la emergencia en el menor tiempo posible” indicó Gallardo.
En el último tiempo, voluntarios de diferentes cuerpos de bomberos del país han resultado agredidos físicamente al concurrir a alguna emergencia, hecho que afortunadamente, no se ha repetido en nuestra zona.
