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Clasificación Empresarial y Desarrollo Económico Local

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Guido Asencio Gallardo
Por Guido Asencio Gallardo.Académico e Investigador Universidad de Los Lagos,Miembro Núcleo Desafíos Regionales y Miembro del Consejo Asesor Socio-Productivo

El objetivo de esta columna, es conocer tipos de clasificaciones de empresas existentes en nuestro país, para conectarlo con el rol que cumplen para mejorar el desarrollo económico local (DEL), desde una mirada constructivista, destacando el aporte agregado hacia un territorio en particular, que se ve reflejado en los avances concretos hacia su entorno más cercano.

Qué duda cabe, el hecho de que las empresas son necesarias para el desarrollo y crecimiento de un país, pues aportan directa o indirectamente a la generación de empleo, a la creación de infraestructura para mejorar los entornos, al ofrecimiento de alternativas de financiamiento, al desarrollo de nuevos productos y servicios, entregando valor agregado a sus propias organizaciones, así como también a la potenciación de sectores productivos que le dan una particular identidad a los territorios, lo que se traduce en el establecimiento de diferentes formas de organizar el mercado interno, con el fin de proyectarse hacia una mejor comercialización, alcanzando estándares acordes a lo que requiere el entorno.

En Chile, como en la mayoría de los países desarrollados o en vías de ello, existen diferentes tipos de clasificaciones de empresas, que dependen de distintos criterios, tales como: nivel de ventas, número de trabajadores, conformación de sus capitales, estructura organizacional, etc.  Las cuales, obedecen a exigencias del mercado de tipo legales, financieras y/o económicas, adoptando formas dinámicas que, naturalmente van evolucionando de acuerdo a las proyecciones que se autoimponen, avanzando hacia estructuras cada vez más sólidas y complejas que les permiten mayores grados de incidencia en el mercado donde se desenvuelven.

En efecto, la clasificación más clásica y validada por diferentes instituciones de carácter financiero y tributario, se refiere a la propuesta por la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO), donde señala cuatro tipos, las micro, pequeñas, medianas y grandes empresas, cuya diferenciación está dada por dos factores, primero el volumen de ventas, medido por unidades de fomento (UF) y segundo el número de trabajadores.

Por su parte, las microempresas corresponden a las que tienen ingresos anuales por ventas y servicios en actividades de su giro no hayan superado las 2.400 UF en el mismo año calendario y/o cuenten con uno a nueve trabajadores.  Las pequeñas empresas, son las que se encuentran con un nivel de ventas que fluctúa entre 2.400 y 25.000 UF en el último año calendario y/o cuenten con 10 a 49 trabajadores.

Las medianas empresas se refieren a las que se encuentran con un nivel de ventas entre 25.000 y 100.000 UF en el último año calendario y/o cuenten con 50 a 199 trabajadores.  Finalmente las grandes empresas son las que superan las 100.000 UF en el último año calendario y/o cuenten con más de 200 trabajadores.

Con los criterios antes descritos, es posible analizar la importancia de cada una de éstas clasificaciones, aprovechando algunos estudios prospectivos realizados al respecto, tanto por instituciones públicas como privadas, donde juntan las micro y pequeñas empresas obteniendo las llamadas Mype (representan el 97% en Chile), que tienen una representación bastante importante para el país, en cuanto a número de empresas se refiere, pero el dato más llamativo para el mercado chileno, está dado por la proyección que tiene la alianza de las pequeñas y medianas empresas denominadas Pyme, las cuales representan un 47% de la fuerza laboral según Corfo (2009).

De lo descrito en el párrafo precedente, es posible dilucidar el grado de relevancia que tienen las empresas de menor tamaño para nuestro país, que distribuidas en diferentes rubros, aportan directamente a las economías de los gobiernos locales, debido a las obligaciones tributarias inmanentes, que retribuyen con los impuestos directos, tales como: patentes municipales y contribuciones (impuesto territorial), para engrosar las arcas fiscales de las municipalidades.  El efecto a nivel local de los impuestos del IVA  y la renta de este tipo de empresas, es marginal, lo que no quiere decir que no  aportan a las finanzas públicas, sino que más bien,  su aporte real al DEL es difuso, porque son considerados en una sistematización centralizada del país.

En el caso de las grandes empresas, el aporte directo a las economías locales está dado básicamente por el empleo directo y el desarrollo productivo que impulsan.  Sin embargo, la contribución real que realizan en términos de recaudación tributaria local es mucho más marginal que las de menor tamaño, debido a dos factores, el primero relacionado con el pago de patentes municipales y contribuciones,  muchas veces, termina siendo mucho menor que el que paga una empresa de menor tamaño, generando una legitima disconformidad de estas últimas.  El segundo factor es que las grandes empresas tienden a disminuir su carga tributaria utilizando diferentes franquicias disponibles solamente para ellas, en consecuencia, la recaudación por efecto de los impuestos del IVA y  la renta, tienen una influencia importante a nivel país, pero sigue siendo complicado ver los efectos reales que se provocan de manera directa en el DEL.

Por tanto, centrarse en potenciar a las empresas de menor tamaño, para mejorar el DEL, no es una idea antojadiza, pues la evidencia que nos entregan los datos duros de  instituciones públicas abocadas a entregar información al respecto lo confirman, por ese motivo, se deben adoptar estrategias válidas que ayuden a tener una mejor posición en el mercado.

Dentro de las estrategias que mejorarían la posición de las empresas de menor tamaño, para influir en el DEL, podrían ser: tener un mayor y más diversificado acceso al financiamiento, apropiarse de la ventaja natural que tienen para promover la identidad de los territorios, fomentar el establecimiento de encadenamientos productivos (llamados comúnmente clúster, consistentes en la creación de empresas relacionadas con un producto o sector productivo en particular,  por ejemplo: clúster del salmón, de la leche, de la carne, etc), actuar con criterios de sustentabilidad y compromiso con el medioambiente, generar redes de apoyo entre empresas (fortalecimiento de asociaciones gremiales y también con las grandes empresas), buscar mecanismos para mejorar el acceso a la información del mercado donde están insertas, etc.  Estas estrategias funcionan cuando existe la ventaja de tener un capital invertido de menor tamaño, lo cual se traduce en un menor riesgo financiero y por otro lado un mayor dinamismo frente a los cambios inmanentes de las estructuras del mercado.

Actualmente existen esfuerzos del Gobierno para tener un mayor posicionamiento de las empresas de menor tamaño, generando planes de descentralización y fomento productivo local, formando comités de desarrollo productivo, barrios comerciales,  centros de emprendimiento local, entre otros, que entran en el plano netamente económico.  Lo importante es que esas iniciativas tengan concordancia con el ámbito tributario, donde existe una reforma que está en desarrollo, la cual debiera equilibrar de mejor forma la posición de las empresas en Chile,  junto a esto se pueden agregar a la discusión, otras políticas públicas que también apuntan a fortalecer el DEL, tales como: descentralización, proceso constituyente,   medioambientales, entre muchas otras que buscan a generar cambios en varios aspectos estructurales del país,  que no son objeto de esta columna.

El resultado del apoyo directo que deben tener las empresas de menor tamaño, repercute inevitablemente en el crecimiento y desarrollo económico de todo el país, disminuyendo los índices de pobreza y empleo, dejando en evidencia de que las prácticas de acumulación que hoy en día existen en el mercado, donde están involucradas muchas de las grandes empresas, crean polaridades injustas del libre mercado que defienden, pero  el chorreo que se prometió en su momento no llegó nunca ni tampoco va a llegar si se sigue beneficiando solamente a las grandes empresas de nuestro país.

 

Guido Asencio Gallardo

Académico e Investigador Universidad de Los Lagos

Miembro Núcleo Desafíos Regionales

Miembro del Consejo Asesor Socio-Productivo

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