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Desecentralización, pero de verdad.

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Por Bernardo José Berger Fett. Diputado (RN)

Las regiones llevan años esperando acciones concretas de descentralización que fortalezcan su autonomía, tanto en la toma de decisiones como en la ejecución presupuestaria.

Sin embargo, este escenario pareciera que no cambiará, e incluso me atrevería a decir que podría empeorar, porque las dos iniciativas de descentralización actualmente en tramitación se contraponen brutamente en cuanto a las atribuciones de las autoridades regionales.

Por una parte, el proyecto de reforma constitucional del Gobierno que busca elegir democráticamente a los intendentes regionales para el 2017, nos parece bien. Pero hasta ahí, porque en vez de empoderar a la autoridad regional, le quita atribuciones traspasándolas a una nueva figura llamada gobernadores regionales, cargos que serían nombrados por los presidentes de turno. Es decir, un mero maquillaje que no asegura la tan anhelada autonomía para las regiones.

Me parece un gran avance que las personas elijan a sus autoridades, y eso lo vamos a respaldar. Pero no estoy de acuerdo que el cargo de intendente sea minimizado; y más encima con otra autoridad paralela y centralista, porque eso es desvestir a un santo para tratar de vestir a otro.

Si el gobierno insiste en poner otra autoridad paralela al intendente, no nos queda más que pensar que la elección por voto popular será “un chiste”, y que nos dejará a una autoridad netamente simbólica sin el peso real que necesita para reflejar los intereses del territorio que representa.

Por otro lado, está el proyecto de fortalecimiento de la descentralización en trámite en la cámara baja que –entre otros- también establece mecanismos y responsabilidades que se van a traspasar desde el gobierno central a los regionales. Puntualmente abarca las competencias que tendrá el intendente, atribuciones que van en dirección opuesta a las definidas por el otro proyecto del Ejecutivo.

Lamento profundamente que el trabajo que hizo la Comisión Presidencial de Descentralización no se vea reflejado en los dos proyectos que actualmente hay en discusión.

Queremos descentralización, pero de verdad; con un traspaso real de competencias, más autonomía para decidir y tributación diferenciada, pero no este juego de roles que finalmente terminarán afectando el desarrollo de las regiones y la credibilidad de la ciudadanía.

 

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