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Un libro entre miles

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JAIME BORQUEZ ZUÑIGA

Og_MandinoHace algún tiempo llegó a mis manos un libro que llamó enormemente mi atención por la forma clara y sencilla en que está escrito, y más que todo, por el relato que su autor, el escritor estadounidense Og Mandino (1923-1996), entrega  a través de diez “papiros”, como los llama. En él están contenidos mensajes de ayuda, fe y esperanza que me gustaría compartir. A continuación, un breve comentario de los principales pasajes del libro “El vendedor más grande del mundo”, de Og Mandino.

Me formaré buenos hábitos y seré esclavo de esos hábitos.

Cuando realizamos una buena acción y ésta perdura en el tiempo, se vuelve una constante y la realizamos con verdadero placer, ya que un hábito, mejor dicho un buen hábito, se forma por la repetición, hasta que sin darnos cuenta lo internalizamos.

Saludaré este día con amor en mi corazón.

El afecto que sentimos por los demás nos hace ser mejores personas. Podrán no dar crédito  a mis palabras, podrán censurar mi forma de vestir o comportarme… “y sin embargo mi amor les derretirá el corazón, al igual que el sol cuyos rayos entibian la mas fría arcilla.” Es necesario trabajar, hablar, actuar y sentir más con el corazón, porque, entonces, los demás no tendrán una actitud de lucha hacia mí, sino de cooperación.

Persistiré hasta alcanzar el éxito.

Luchar hasta el final, ser perseverantes en nuestros objetivos, a veces los estudios, la capacidad personal, el talento o la suerte por sí sola no bastan si no perseveramos hasta el final. “Un partido termina cuando el árbitro pita el silbato”.

Soy el milagro más grande de la naturaleza.

Cada ser es único, no hay nadie igual a otro, nadie más piensa como yo, habla como yo o ama como yo.

Viviré este día como si fuese el último día de mi vida.

Vive, no pierdas el tiempo en quejas o lamentaciones por cosas que no se pueden cambiar por nuestra naturaleza humana, o recordando un tormentoso pasado que nos hace ahogarnos en el mar de la desdicha y de las dudas. Vive hoy, entierra tus temores, tus miedos, ansiedades, odios y antipatías. Mira con nuevos ojos tu vida, hoy puedes comenzar a vivir una vida nueva. ¡Como si fuese el último día de tu vida!

Hoy seré el dueño de mis emociones.

Si tu mente está a expensas de tus emociones, los miedos, temores, ansiedades y tristezas pueden intoxicarte, pero tú eres el llamado a dar la ultima palabra, eres tú el que abre o cierra la mente al odio o al amor, a la alegría o la tristeza, a la esperanza o desesperación, a la generosidad o egoísmo, al optimismo o pesimismo. Tú eliges: limpia tu mente, las emociones no pueden controlarte. ¡Tú puedes hacerlo!

Me reiré del mundo.

¡Esto pasará también!: tres “palabras mágicas” que debemos usar cuando arrecie la tempestad más fuerte sobre el barco de nuestra vida. Al mal tiempo buena cara. Somos los únicos seres en este planeta capaces de buscar el lado gracioso de las cosas. ¡Ríe, estás vivo!

Hoy multiplicaré mi valor en un cien por ciento.

La pasividad y la flojera son actitudes que debemos erradicar de nuestras vidas para siempre. ¡Levántate y anda! Sacúdete el polvo que por tiempo se acumuló en tu vida, multiplica tus quehaceres, besa a tu esposa y a tus hijos, comunícate con tus padres, saluda a tus vecinos, envía cartas o mails a tus amigos, ejercita tu cuerpo y tu espíritu, lee un buen libro, replantea tus metas y objetivos, vive, actívate, ¡multiplica tu valor en un cien por ciento!

Procederé ahora mismo.

No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy. Actúa ahora mismo, las acciones son amores y no buenas razones. ¿Cuántas cosas has perdido por no proceder enseguida? ¡No lo pienses tanto, no lo digas, hazlo!

Oraré pidiendo directivas y orientaciones.

Ora a tu Dios, o al Dios de tus padres, pidiendo directrices y orientaciones y no cosas tangibles, las cuales debes esforzarte en conseguir.

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