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A pesar de su ceguera Radomiro aún reparte diarios en Lago Ranco #‎FARKASDIADELTRABAJADOR‬

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28 abr de 2015. Esta historia fue relatada por la periodista Tobías Palma S. el año 2007, a través del diario Austral de Valdivia y a pesar de sus 63 años aun mantiene viva su labor de suplementero don Radomiro Ovando.

Un grupo de amigos de Lago Ranco lo postulan como   #‎FARKASDIADELTRABAJADOR‬

Es un vendedor de diarios de la comuna de Lago Ranco. Se pasea por la zona día a día para repartir los periódicos a los miembros de la comunidad. Pero este vendedor, de nombre Radomiro Ovando, tiene una particularidad: es ciego y, sin embargo, conoce la zona mejor que muchos, y camina por ella guiado por su excelente memoria y sus notables capacidades, desde el pueblo de Lago Ranco hasta la localidad de Ignao, a siete kilómetros.

Radomiro tiene 63 años vendiendo diarios. Sin embargo, perdió la vista el año 1990, producto de una enfermedad. Desde entonces ha continuado en su actividad sin mayores problemas.

Es, de hecho, uno de los mejores en su trabajo, llegando a vender cerca de 50 diarios al día durante la semana y hasta 100 los fines de semana, según cuentan sus amigos y compañeros de los quioscos.

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Radomiro vive en la población Los Rosales con sus dos hermanas y está lejos de ser un discapacitado inútil u ocioso. Además de realizar su trabajo, es el encargado de cortar leña durante el invierno, y corta lo suficiente como para vender un poco y ganar un dinero adicional.

Mucha gente se pregunta cómo se las arregla con los dineros, y la verdad es que el ciego no tiene problemas con las monedas: tiene varios sistemas para reconocerlas por el tacto, por ejemplo, reconociendo la inscripción en el canto de las monedas de cien o la forma irregular de las de cincuenta. Incluso es capaz de diferenciar las monedas extranjeras de las nacionales. Así, no se puede engañar a este no vidente. Más extraña y notable es su capacidad para diferenciar e identificar billetes de distinto valor.

El truco de los billetes

Radomiro se destaca por su gran simpatía, relacionándose con todo el mundo y agradando de buena gana a los visitantes de la comuna durante el verano. Fue con uno de ellos con quien vivió una curiosa anécdota.

Hace algunos años, en la calle Concepción de Lago Ranco, una persona acompañado de un amigo se le acercó a comprarle un diario, como lo hacía cada día. Esta vez, el comprador le pasó un billete como pago, y sabiendo de la ceguera del vendedor, le pidió a Radomiro el vuelto exacto, exclamando «me debe setecientos pesos». Sin embargo, el vendedor no vidente, después de palpar el billete, le contestó «pero caballero, ¡si este billete que me pasó es de veinte lucas!». Ante la ágil respuesta de Radomiro, el amigo del comprador empezó a reírse, pues habían apostado a ver si el repartidor era capaz de identificar el billete. El perdedor terminó por regalarle los veinte mil pesos de la apuesta, los que Radomiro Oando aceptó de buena gana y sin quejarse.

No ve, pero sabe

Radomiro se ha hecho famoso en la comuna por su habilidad para saber todo lo que pasa a su alrededor. No sólo identifica el valor del dinero que le pasan con apenas tocarlo. Sabe perfectamente por dónde se mueve la gente y es capaz de decir si el día está despejado o nublado, como cualquier vidente. Incluso se da cuenta de los pocos autos que se estacionan cerca de su quiosco

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