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Participación para una Nueva Constitución

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12 Diciembre 2014.

Por Marco Leal, seremi de Gobierno Los Ríos

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Chile se merece una nueva Constitución. Un sistema emanado de las voces de nuestros habitantes; una Constitución que sea el reflejo de un tejido social integrado, participativo, democrático y moderno. Al converger las tradiciones republicanas de Chile y la nueva forma de fortalecer la democracia estaremos sentando las bases para una institucionalidad construida por todos los chilenos y chilenas. Cuando el pueblo se manifiesta, el Estado debe defender los derechos de los ciudadanos y Chile necesita surgir a través de los diferentes puntos de vista de quienes lo construyen.

El actual texto constitucional no es más que vestigios de la herencia que la Dictadura dejó entre nuestra sociedad. Es el precursor de la desconfianza que hoy reina sobre la autenticidad de nuestros gobernantes y es el aval de un país que poco conoce sobre el respecto a los derechos humanos. Por lo tanto, una Nueva Constitución debe asumir un compromiso evidente que revierta la deslegitimación del sistema político, y comience a creer para crear, y a confiar para progresar. De esta forma, estaremos dando vida a una demanda ciudadana que nos permitirá alcanzar el auténtico consenso constitucional, uno liberal, democrático y social.

Para lograr estos objetivos, nuestra Presidenta Michelle Bachelet ha planteado ciertas directrices, las que junto al proceso democrático del que Chile será testigo, conducirán a la Nueva Constitución; una con participación ciudadana, decisión pública y democracia representativa.

Nuestro Gobierno ya informó que el mecanismo para la Nueva Constitución será anunciado en 2015 por nuestra Mandataria, y será siempre sobre la base del respeto a los Derechos Humanos, concebido como uno de los principios fundamentales de una sociedad moderna y civilizada; donde el Estado garantice el desarrollo y la efectividad del conjunto de derechos y deberes; y donde el sistema político sea inclusivo y no acomodado a la conveniencia de las minorías. Es momento que Chile avance; que transcienda hacia una democracia de calidad, fidedigna, y con reales tintes de la expresión y voluntad popular de nuestra ciudadanía.

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