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Gobierno y democracia, un desafío permanente

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24 Agosto 2014.

Por Marcos Saldias Yáñez, Presidente regional PRSD

drSaldias

Estamos conscientes que la actividad política es una tarea difícil y compleja, más si aquella radica en el gobernar. Pero ¿podemos escudarnos en eso cuando el gobernar no se expresa en los términos entendidos en el ámbito democrático? En una sociedad como la chilena donde reina un sistema de gobierno representativo, los partidos políticos, si bien no son las únicas fuerzas políticas, son consideradas las principales a la hora de canalizar las más diversas necesidades y demandas colectivas. Son ellos en definitiva, los que con sus más complejas estructuras y desplante humano trabajan incesantes por alcanzar el poder y una vez logrado luchar por su mantenimiento. Esta aseveración es entendida en todos los sectores políticos chilenos, tanto así, que se ha convertido en una especie de ley en el ámbito partidista. Sin embargo, en la realidad su no respeto es patente, pues una vez alcanzando el poder, es demasiado común apreciar como aquellos que detentan determinados puestos de carácter político ningunean y generan desaires en sus socios de coalición, en los jefes de partido, en quienes sus militantes han depositado la esperanza del buen gobierno. Esto ha sido un constante tanto en gobiernos de una u otra ala política. Toda una tragedia griega para Chile, pues teniendo absolutamente claro que hacer, el poder temporal termina cegando a los detentadores del mismo y generando actitudes absolutamente contrarias a comportamientos democráticos. ¿El desafío? El desafío lo tienen todas las autoridades políticas, pero en especial las regionales, sobre todo en lugares como esta tierra que lucha por poner serios límites al centralismo. ¿En qué consiste ese desafío? En aprender a deliberar, consensuar y apreciar la trascendencia democrática del disenso. En definitiva las autoridades políticas, particularmente las regionales, deben aprender a comprender la lógica y fortaleza del Primus Inter Pares, signo característico de una verdadera República. Las palabras deben radicarse en la realidad política y ser ejemplo de lo que es el respeto y la sociedad en los caminos políticos comunes trazados en los programas y acuerdos iniciales de un gobierno.

Hoy los avances tecnológicos no sólo han mejorado las condiciones materiales de nuestra vida sino que han permitido ahondar en los presupuestos democráticos. Así, la información no sólo es oportuna sino que además nos permite transparentar una serie de situaciones de gobierno y administración que nos permiten convertirnos en reales y efectivos controladores del poder. La historia política chilena, pero sobre todo la reciente, está llena de ejemplos de autoridades que se caracterizaron por su debut y despedida, otros por sus negativos legados y, los menos, por su espíritu democrático y alma de estadistas. Está en quienes han asumido dichas responsabilidades ahondar en el arte de gobernar, de forma trasparente y democrática, absolutamente alejados de lógicas de exclusión que tanto daño han hecho a este país.

 

 

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