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Empacando amistad

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26 diciembre 2013.  Hace algunas semanas dejo estas tierras (La Unión) el ciudadano Aleman/Americano Manfred Peschke, hombre dedicado en pedagogías, afanoso escritor y reconocido analista de sistemas de micro-computadores aplicados a sistemas de producción industrial. Su presencia marca un antes y después para aquellos que compartimos un instante de esta vida. Sus charlas, sus ideas no pasaron desapercibidas entre quiénes vemos algo más que sol en el horizonte y día a día caminamos hacia aquella gran utopía llamada libertad. Manfred, el gringo, el alemán, de español medio trancado cuando se fatigaba, inquieto y siempre dispuesto a parlare, sonreír y buscar una solución a todo con todos y todo pero, hay veces en que la vida nos trunca el camino con aquellas circunstancias que no están a nuestro alcance y hoy nos queda un poco más claro el panorama. Aquella tarde pregunte que le llamaba la atención de estas tierras, sin demorar menciono el sistema económico, imagino que no por lo plausible de este. El circo funciona de tal manera, tan precisamente funesto e ignominioso que no permite la infiltración de aquellos soñadores. Esta es La Unión en todo su pútrido esplendor.

La frustración me invade y una vez más queda demostrado que las buenas intenciones en esta ciudad, están determinadas por el flujo de dinero y el tráfico de influencias, apellidos y bazofias de viejos.

Recuerdo sus ideas de aplicación en energía fotovoltaica la cual nunca llego a puerto, no por falta de fuerzas sino por el jodido placer de pocos en desmedro de muchos. Sin duda su calma siempre impresiono, es la reacción de un hombre que ha intentado y fracasado miles de veces pero, no rinde tributo pávido, siempre en el filo de la hoja, al borde de sus fuerzas, desdeñando la burla, siempre creando, siempre en la trinchera, siempre. Manfred parte de deja esta ciudad tal cual nuestros hijos abandonan sus hogares buscando un mejor pasar fuera de esta tierra maldita y monopólica. Parte, pero sus ideas están entrañadas ya en muchos, no claudicaran con su partida, germinan en corazones y entes hinchados de sueños, plasmados de realidad pero nunca absorbidos por ella. Este es mi pequeño homenaje para un hombre que se ganó mi admiración y cariño. Saludos a la distancia. Salud.

 

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