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Chile país de pescado… ¿o del pollo?

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05 septiembre 2013. Por Santiago Gacitúa, gerente gral. de Anapesca A.G, biólogo marino de la U. de Concepción.

Hace algún tiempo atrás me toco ser anfitrión para un grupo de extranjeros que visitaban nuestro país como parte de una gira en Latinoamérica. En una de las tertulias, animada con un buen vino Chileno, uno de los visitantes describió cono sur diciendo “Argentina lo definiría como la mejor carne en lo culinario y Chile como pescados y mariscos”, lo que no me sorprendió en un principio, pensé “tiene sentido”. Bueno, tiene sentido desde la perspectiva de aquellas personas que realmente tiene acceso a poder disfrutar de este tipo de productos, pero claramente no tiene sentido para el común de los chilenos que no pueden darse el lujo de pagar 5 ó 7 mil pesos por un kilo de congrio o merluza española, y con suerte pueden acceder a pescada o reineta que se obtienen a un precio más razonable ($3.000 el kg. aprox.). Ejemplo de lo anterior, es que la semana recién pasada se publicó un estudio que indica que en nuestro país el consumo de estos productos es muy bajo, más bajo que cualquier otro país pesquero.

Según las estadísticas Chile consume al año 7 kilos de pescados y mariscos por persona, menos de la mitad de los 22 que consume Perú y muy por debajo de los 60 kilos que consume China. Es más en el caso de Perú el Ministerio de la producción se planteó como meta incrementar el consumo a 40 kilos por persona para el año 2016 mediante la campaña “A comer pescado”, y que incluso permite que los peruanos que viven en la sierra tenga acceso a este tipo de productos a un precio razonable.

Para nadie es un secreto que los pescados y mariscos son proteínas de primera calidad, ricos en omega-3, beneficioso para el corazón y que incluso ayuda a combatir la depresión (enfermedad muy común y particularmente discutida debido al caso de Pablo Longueira). Además, el consumo de pescados también aporta importantes vitaminas y minerales. La ingesta mínima recomendada por especialistas es de dos a tres raciones semanales para adultos y por lo menos tres para niños, lo que claramente como país no estamos cumpliendo.

Pero el caso chileno es peor aún. Recuerdo una conversación con un pescador artesanal quien decía que él se crio comiendo pescado pero que hoy en día debido a la deprimida situación en que se encuentra la pesca cuando pueden capturar algo lo venden y su familia termina comiendo pollo, el que tiene un precio menor por kilo que el pescado. Entonces ¿Quién se está comiendo el pescado? Claramente los productos de la pesca se han convertido en pocos años en parte de la dieta de sólo aquellos a los que que sus ingresos les permiten darse esos gustos, estando totalmente fuera del alcance de la dueña de casa promedio del país y ni hablar de aquellas familias más vulnerables.

Alguno podrá decir que la solución puede estar en desarrollar una campaña como la de los peruanos, o hacer lo mismo que la primera dama, Cecilia Morel, hizo con “Elige vivir sano” o está haciendo con la campaña “Póngale Güeno” para incrementar el consumo de legumbres, pero el problema no está ahí. La verdad es que la pesca está en su peor momento. Prácticamente todos los recursos pesqueros han sido sobreexplotados y esa escasez ha llevado a un alza de precios sin precedentes. No se saca nada con tratar de estimular el consumo si la verdad es que no tenemos pescado disponible para la población, y menos a un precio razonable, y tanto las políticas implementadas, como la última ley de pesca, no harán otra cosa que agravar más aun esta situación. Será desafío del próximo gobierno atacar este problema de raíz para que en el futuro Chile no sea definido en lo culinario como ¡el país del pollo!

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