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La Educación Media Técnico Profesional como herramienta para enfrentar los primeros años de vida laboral

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01 septiembre 2013. Guido Asencio Gallardo

Académico Universidad de Los Lagos

La Educación Media Técnico Profesional (EMTP) constituye una alternativa válida para estudiantes que pretenden adquirir las primeras herramientas que les permitirán desarrollarse en el ámbito laboral, lo cual deja en evidencia el impacto social que conlleva para un estudiante de educación media, tomar la decisión de elegir una carrera técnica, pues esto implica prepararse para trabajar a temprana edad, pavimentando el camino para un nuevo mundo que servirá como base para su experiencia que le permitirá seguir creciendo como persona y como trabajador.

La preparación técnica que posee hoy este tipo de estudiantes es esencialmente especializada, por ende requiere de un entrenamiento que debe ser valorizado como un espiral fundamental que aporta al desenvolvimiento productivo de cualquier empresa, ya sea pública o privada. En este sentido, se debe trabajar para que los Técnicos Nivel Medio no representen la mano de obra barata para las empresas de nuestro país. Planteo esto, porque algunas empresas confunden la juventud de las personas con la poca experiencia, que en ciertos casos puede ir efectivamente de la mano, pero en el caso de este tipo de enseñanza, la formación tiene un componente experiencial, que incluye dentro de sus mallas curriculares la realización de trabajo en terreno y desarrollo de preprácticas, las que van adosadas a un eje programático, esquematizado y estandarizado, garantizando una formación sólida que tiene como objetivo principal obtener un perfil de egreso de técnicos que se acomode a las necesidades del mercado laboral.

Por su parte las empresas, al contratar un técnico que se encuentre recién titulado, no pueden ocupar como excusa el hecho de que los jóvenes no conocen el trabajo que se les está encomendando para establecer un sueldo minimizado, debido a que hay que partir de la premisa de que todo trabajo nuevo implica la incorporación de un proceso de inducción, que cualquier empresa seria y responsable debe tener preestablecido dentro de sus políticas empresariales.

En muchos estudios realizados al respecto, se plantea la necesidad creciente de técnicos en nuestro país, pues según la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OCDE) en los países desarrollados existen tres técnicos por cada profesional, en cambio en Chile la relación es inversa, inclusive algunos estudios han llegado a establecer que existen unos 10 profesionales por cada técnico. Por su parte, la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) estima que en el año 2020 se crearán más de 550 mil nuevos puestos de trabajo. Esto implica un desafío que da pie al posicionamiento de los técnicos (incluyendo los de educación superior) en el ámbito laboral, creando perspectivas reales de desarrollo que implican empoderar este sector en el plano académico y laboral, donde la tarea estará dada en el trabajo mancomunado que realicen los establecimientos educacionales y las organizaciones empresariales, estableciendo estrategias que fijen las bases para la incorporación de los técnicos en el mercado laboral.

Hay que reconocer la preocupación que hoy tiene el Ministerio de Educación que ha establecido la modernización de la educación Técnico Profesional, basándose en cuatro ámbitos que dicen relación con: la adaptabilidad de las mallas curriculares a las necesidades del mercado laboral, la implementación de equipamiento técnico adecuado a las carreras que se impartan, el fomento de vínculos con los sectores productivos y la presentación de alternativas de financiamiento para la continuidad de estudios.

Sin embargo, a esta propuesta le falta un componente descentralizador que esté enfocado en crear expectativas reales del perfil técnico profesional con el cual salen a trabajar los nuevos técnicos, tomando en cuenta las características principales del territorio y el modelo productivo en el cual está inmersa una provincia y región en que se encuentra el establecimiento educacional.

Lo planteado en estas líneas, viene a reafirmar el rol que representan los técnicos profesionales para el desarrollo económico y social del país. No es casualidad que se encuentren modelando reformas educacionales pensadas exclusivamente para mejorar la posición de este tipo de carreras, pues esto confirma simplemente la necesidad que tiene el sistema social y económico de tener más y mejores técnicos. Por eso, este requerimiento de demanda laboral debe ser valorada con altura de miras, proyectando y posicionando a esta nueva masa de trabajo, que se caracteriza por ser esencialmente joven, la llamada “sangre nueva”, que aportará con sus capacidades a los cambios paradigmáticos del sistema social y económico, que hoy en día se encuentra en tela de juicio, por los vertiginosos escándalos mundiales que han provocado las crisis económicas.

En definitiva la formación técnico profesional constituye una verdadera oportunidad de movilidad social que no debe ser subestimada, debido a que existe evidencia empírica fundada, que concluye que esta nueva fuerza laboral representa el motor de la actividad productiva de nuestro país.

 

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