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Si a la elección directa de Intendentes, pero no es suficiente

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Julio Berdegué e Ignacia Fernández, Programa Cohesión Territorial para el Desarrollo- Rimisp.

La ex -presidenta y precandidata Michelle Bachelet en su reciente visita a Punta Arenas se ha comprometido a impulsar la elección directa de Intendentes, como una de sus prioridades en caso de resultar electa. Bachelet señaló que “no hay motivos para seguir demorando una decisión que pone en manos de la ciudadanía la elección de quién representa el gobierno en cada lugar de nuestro territorio”.

La verdad es que una reforma de este tipo a estas alturas es algo indispensable. En América Latina, Chile es uno de los últimos Estados unitarios donde las autoridades políticas regionales no son elegidas por votación popular. Colombia y Ecuador, al igual que Francia, España o Corea del Sur, demuestran que es perfectamente compatible tener un Estado unitario, no federal, con autoridades regionales democráticamente elegidas. En un Estado unitario como Nueva Zelandia, estas autoridades son legalmente responsables ni más ni menos que del desarrollo sustentable, la gestión ambiental y del agua, el transporte público, servicios básicos, bibliotecas, parques y reservas naturales y desarrollo comunitario. En Canadá los gobiernos provinciales, elegidos por el pueblo, controlan la educación pública hasta el nivel universitario. Chile está, en estas materias, en la edad de las cavernas, por lo que la elección directa de Intendentes es un mínimo con el cual Chile apenas comienza a ponerse al día respecto de su enorme rezago centralista.

Pensamos que el efecto más potente de una reforma como la indicada por la ex -presidenta será el desarrollo de sistemas políticos regionales, que no solo estimularán la formación progresiva de comunidades con visiones, apuestas -y sacrificios- respecto de su propio desarrollo, sino que además inyectarán mucho oxígeno al asfixiado sistema político nacional. No es casualidad que una de las principales oposiciones a la elección de Intendentes venga de senadores que no quieren que les salga competencia al paso, que obligue a una cierta desconcentración de poder político.

Pero el anuncio de la ex -presidenta en Punta Arenas se ha quedado corto. La nueva agenda regional no puede verse limitada a la elección de Intendentes, y ni siquiera a un conjunto de medidas de descentralización del Estado. Por muy importante que ello sea, y lo es, es indispensable que el centro de una nueva agenda regional esté firmemente radicado en una estrategia para el logro de un desarrollo con cohesión territorial.

Ello significa buscar seriamente que toda persona tenga más o menos las mismas oportunidades de desarrollo y similares niveles de bienestar, independientemente del lugar donde haya nacido o donde resida. El desarrollo con cohesión territorial requiere más poder político en los territorios, pero también mejor educación, más emprendimiento y mejor empleo, más organización y participación ciudadana en cada lugar del país. En pocas palabras, requiere apostar a que el país se puede desarrollar y puede crecer desde muchos lugares a la vez, dejando progresivamente atrás una realidad donde una sola región concentra la mitad de la actividad económica, las mejores universidades, los mejores servicios, los medios de comunicación, etc. En un país con cohesión territorial los habitantes de cada territorio tendrían mayor voz, recursos y poder en decisiones estratégicas sobre grandes proyectos de importancia regional y nacional, debiendo hacerse cargo de una mayor parte de los beneficios y de los costos de sus decisiones. En un país con cohesión territorial, cada región deberá tener centros de educación e investigación de buena calidad, que aporten no solo a la innovación y a la calificación de la fuerza de trabajo, sino a la cultura y a las identidades territoriales. No es una agenda que un gobierno de cuatro años pueda agotar, por muchas ganas que tenga. Pero es una agenda urgente y necesaria de poner en marcha.

Sí, estamos por la elección directa de Intendentes, ya! Pero junto con ello decimos que no basta ponerse al día porque eso nos sitúa en el punto donde el país debería haber estado hace 20 años. Hay que integrar esa indispensable reforma en una estrategia nacional que se proponga que en 20 años más, Chile sea un país donde cada territorio ofrezca a sus ciudadanas y ciudadanos similares niveles de bienestar e igualdad de oportunidades de desarrollo. Ojalá que la ex -presidenta Bachelet y otros precandidatos y candidatos que adhieren a la necesidad de elección directa de los intendentes, comprendan la urgencia de una nueva agenda regional con objetivos de largo plazo, como un eje fundamental para el desarrollo del país.

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