Señor Director:
El destino de los chilenos depende en buena medida del lugar donde nacen, crecen y trabajan, y no tanto de sus capacidades y esfuerzo. Las oportunidades de desarrollo están concentradas en unos pocos territorios y los niveles de bienestar a los que puede acceder la población, son desiguales.
Por ejemplo, Chile ha experimentado tasas de crecimiento y reducción de la pobreza que impresionan. No obstante, la Región Metropolitana tiene un PIB per cápita cercano a los USD 13.700, tres veces superior al de la Araucanía.
Enfrentar esta desigualdad territorial implica una nueva forma de relacionarse con los territorios. Se requiere cohesión territorial, donde las personas en cada territorio tengan similares oportunidades de desarrollo, que ningún territorio tenga niveles de bienestar por debajo de los mínimos que consideremos indispensables.
Para ello, una veintena de expertos se han reunido en la Nueva Agenda Regional, que busca innovar en el enfoque dado a las políticas públicas, para que las regiones adquieran mayores capacidades y autonomía, con más derechos y responsabilidades en decisiones importantes que afecten su destino o los del bien común del país.
El centralismo ha comenzado a hacer crisis, por eso esperamos que -con las propuestas que entregaremos-, los candidatos presidenciales y al Congreso coloquen el desarrollo territorial en un lugar relevante del debate programático y luego sea incorporado como parte de las prioridades del nuevo gobierno.
Julio A. Berdegué
Coordinador Programa Cohesión Territorial para el Desarrollo – Rimisp
