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“A propósito del Día de la Felicidad”

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Escrito por Camilo Gómez

Y resulta que hoy tenemos que ser felices porque “Consciente de que la búsqueda de la felicidad es un objetivo humano fundamental, la Asamblea General decide proclamar el 20 de marzo Día Internacional de la Felicidad.”

No faltaba más, hay que agradecer esas pequeñas cosas que nos hacen felices, un gol de la selección, la sonrisa de un hijo, la once con los papás o la caricia cómplice de la persona amada. Digo las pequeñas cosas porque son esas las que dan sustrato al día a día, donde podemos encontrar lo más cercano a eso llamado felicidad que no parece ser un estado permanente sino simplemente un ir y venir de momentos que se nos escapan como la brisa en el pelo y que tratamos de atrapar con nuestra frágil memoria o con la cámara más cercana.

Las grandes cosas por otro lado, esas que nos tienen de cabeza a la hora de tomar decisiones nos hacen bastantes infelices, porque precisamente son esas las cosas que están peor. Muchos, antes enterarse hoy (como yo) que era el día de una celebración tan interesante, se encontraron con las noticias matutinas que hablan de crisis, delincuentes que nos amenazan a la vuelta de la esquina, animales de zoológico que hacen sus gracias y otra crisis después de esos treinta segundos de tierna anestesia, un café apurado para irse a clases o al trabajo, una pila de sobres con cuentas en una mesita cerca de la puerta (esperando inconscientemente que se vayan pronto) y subirse a la micro llena de gente con los ojos entrecerrados que a pesar de la noble idea de la ONU de celebrar, no se veían particularmente felices.

Entonces, sé que no es de un razonamiento digno del señor Holmes, pero parece ser que a pesar de estas pildoritas energéticas no logramos ser precisamente felices, la gente está descontenta con su trabajo, con su familia tal vez, con lo que ve alrededor pues cuando cerramos los ojos mientras nos duchamos, logramos divisar un mundo distinto, mejor, pero que obviamente no se parece mucho al que vemos cuando sentimos ese olor a meado en las calles del centro y sabemos que eso es lo más cercano que estaremos a ese mundo “idílico” del renacimiento.

Por último, me permito citar una frase que aunque por una falta notable de prolijidad desconozco su autor sirve para describir un poco a la madre de todos estos corderos «El universo es caótico, no tiene una finalidad, es arcilla en los dedos de una consciencia incompleta como es la nuestra, por eso mentimos, por eso nos engordamos en la megalomanía de querer dirigir y dirigirnos, somos cobardes y perezosos y sobrevaloramos nuestra propia capacidad de crecer. Somos lo que deseamos ser y el mundo es fiel reflejo de nuestra baja autoestima.»

Y con esto no espero no solo ponerles difícil el día de la felicidad sino más bien alentarlos a tomar consciencia de su propia responsabilidad en este equipo y jugar lo mejor que puedan, crecer tanto como se los permitan sus raíces y tratar de no morir quemados en un voladero de fuegos artificiales creyendo que hemos descubierto una galaxia.

Feliz día de la felicidad.

 

 

 

 

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